EstoyAlmado | El sticker prohibido

¿Cuántos stickers podrían ser motivo de denuncias o de tipificación de delito?

27/05/2023.- Algo peculiar ocurrió en Caracas: un vecino fue citado a una audiencia legal porque le respondió a su vecina, en el grupo wasap del edificio, con un sticker de Pablo Escobar, ese donde aparece anotando en una libreta. La vecina lo interpretó como una amenaza (bajo la idea de que el narcotraficante anotaba en su libreta las próximas víctimas de sicariato), por lo cual interpuso la denuncia en una Casa de Justicia Penal y Paz. El asunto se convirtió en un escándalo local que se propagó por el mundo vía redes y medios digitales. 

Frecuentemente, el sticker de Escobar es utilizado en los grupos de wasap para indicar, de forma “jocosa”, que se tomó nota sobre alguna información, sugerencia o instrucción relevante. Si se revisa quién fue Escobar y qué legado dejó en Colombia, es cierto que no es el mejor ejemplo para señalar que estás tomando nota de una situación. Pero así es usado en la actualidad, lo cual no quiere decir que se quiera eliminar a quien lo recibe. 

Por tanto, lo más seguro es que el vecino que utilizó el sticker no quiso amenazar a su vecina. Y es probable que ella no comprendiera que el sticker es usado de ese modo tan ligero vía wasap. Ella y él representan dos mundos distintos que chocaron en un grupo de mensajería electrónica. En las redes, la vecina denunciante fue tachada de “exagerada”, “sensible” y “problemática”. En tanto, el vecino denunciado fue señalado de “tener mala suerte” y estar “empavado”, porque al fin y al cabo todos usan ese y otros sticker sin consecuencias legales.   

Ahora, también es cierto que el contexto de la conversa, los intereses, el grado de confianza con quien hablas en wasap y la finalidad del grupo pueden otorgarle un significado a cada sticker, a pesar de que cada uno fue creado para comunicar una situación específica. 

Se trata de un fenómeno que pasa muy a menudo: con los memes y stickers cualquiera puede darle la lectura que mejor le parezca. Incluso, hay personas que se pueden ofender o entender algo diametralmente distinto a lo que quisiste comunicar con un sticker. Me pasó en el Telegram con una persona supuestamente “experta” en medios digitales. Por un sticker me señaló de ofender a minorías sociales, cuando el mensaje indicaba todo lo contrario. 

Son situaciones que suelen pasar porque nada te indica dónde y cómo debe usarse un sticker o un meme, más allá de un cierto sentido común rudimentario en la comunicación digital, que hemos ido desarrollando a punta de ensayo y error, y el cual nos permite identificar, por ejemplo, cuándo María te quiere estafar o cuando alguien aplica el belladameo descaradamente. 

Así las cosas, nos movemos en una jungla de interacción digital en la que no hay nada escrito en piedra. En el caso de los stickers pareciera que casi todo está permitido, mientras sea empaquetado con infoentretenimiento y reacción emotiva, por supuesto libre de toda reflexión. ¿No hay límites? Hasta ahora no he sabido de alguien que recibiera condena por enviar un sticker que ofenda o mancille “el honor y la integridad” de otra persona.   

Me atrevo a decir que lo ocurrido en Caracas con el sticker de Pablo Escobar, tal vez, sea un hito en la comunicación digital que marca un precedente. Aunque nadie fue preso, sospecho que el hecho no quedará como un simple episodio doméstico del grupo de wasap de un edificio. 

De hecho, la decisión de la Casa de Justicia Penal y Paz fue prohibir el uso del sticker de Pablo Escobar en el grupo de wasap del edificio en cuestión. Sin embargo, el periodista y presidente de la junta de condominio del edificio dijo que no acatará esa medida porque sería “censurar” a los vecinos en su derecho a expresarse libremente.

Por lo sucedido, seguramente nadie en ese edificio se ha atrevido a usar de nuevo el sticker de Pablo Escobar. Poniendo las barbas en remojo, más de uno hasta ya lo habrá eliminado de sus opciones en el celular. Es así como la noción de responsabilidad para expresarse “libremente” en medios digitales empieza a asomarse tímidamente en esta sampablera digital en ciernes.

Después de ese hecho, cabe preguntarse: ¿cuántos stickers en tu celular podrían ser motivo de denuncias o de alguna tipificación de un delito? ¿Todos los stickers lo entenderán de la misma forma que yo?

De momento, este lío del sticker de Pablo Escobar demuestra que no todos los mensajes, en especial memes y stickers, son tácitos en su significado, aunque muchos (cuidado si no la mayoría) creamos que es así. También deja claro, una vez más, que cualquier comunicación implica responsabilidad posterior. No es verdad que cualquiera con un celular en las manos tiene el poder impune y una supuesta libertad infinita de publicar en medios digitales lo que le venga en gana, sin que pase nada y sin asumir consecuencias por ello. 

 

Manuel Palma

 

 


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