Fisio en acción | Síndrome del hueso trígono

Duele, pero es tratable

28/05/2023.- No siempre las características anatómicas de nuestras articulaciones y el sobreúso de las mismas permiten llevar nuestras actividades físicas y recreativas sin molestias ni preocupaciones. Tal es el caso de atletas de diferentes categorías, jugadores de fútbol y bailarines. En esta oportunidad les hablaré acerca de un hueso accesorio ubicado detrás del tobillo (astrágalo) llamado hueso trígono.

Dicho hueso está conectado al astrágalo por una cinta fibrosa. Su presencia suele ser congénita en uno o ambos pies. Se vuelve evidente durante la adolescencia cuando, al momento del desarrollo, no se fusiona de manera correcta con el astrágalo, creando un hueso adicional. Es importante destacar que solo a algunas personas les sucede dicha situación.

Normalmente, este síndrome se desencadena después de un esguince de tobillo, pero también su mecanismo de acción principal es el de apuntar de manera repetitiva los dedos del pie contra el suelo, ocasionando lo que llaman una lesión de cascanueces. El hueso trígono queda entre los huesos del tobillo y el talón, presionándolo, y a medida que se libera el tejido que lo conecta al astrágalo se estira, se rompe y el área se inflama, provocando muchísimo dolor.

Las características principales para determinar si estamos en presencia de esta afección son la aparición de un dolor profundo y agudo en la parte posterior del tobillo, que se presenta principalmente cuando se hace presión con el dedo gordo del pie (como al caminar) o cuando se apuntan los dedos de los pies hacia abajo; también sensibilidad en el área e hinchazón en la parte trasera del tobillo.

Cabe destacar que el diagnóstico diferencial debe ser sometido a una exhaustiva evaluación física, ya que tiende a confundirse con una lesión del tendón de Aquiles, espolón calcáneo, esguince de tobillo o una fractura del astrágalo. Los rayos X son de suma importancia para ayudar a realizar el diagnóstico.

El alivio de los síntomas se logra a través de tratamientos que deben incluir reposo de las cargas de peso, para así reducir la inflamación. Para la inmovilización se emplean botas de marcha, para ordenar el movimiento del tobillo y permitir que el tejido lesionado se cure. Además, aplicar frío local de diez a quince minutos, administrar antiinflamatorios (AINE), bien sea directamente en el tejido o por vía oral. En casos más severos y que no mejoran con terapia convencional deben ser tratados con cirugía.

 

Ydalmis Bravo


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