Hablemos de eso | Vinicius Júnior

28/05/2023.- Nació en São Gonçalo, Río de Janeiro, el 12 de julio de 2000, por lo que tiene apenas 22 años. Como informa Wikipedia, en marzo de 2017, con solo 16 años, fue la gran figura de la selección sub-17 de Brasil, que consiguió el Campeonato Sudamericano de la categoría, anotó siete goles y fue escogido como mejor jugador del torneo. En fin, una extraordinaria promesa. Contratado por el Flamengo y, luego, por el Real Madrid.

Entró al campo y era una locura de velocidad y habilidad. Cuando empezaba a estabilizarse en la alineación, comenzó un chalequeo, porque hacía de todo menos goles. Pero pasó eso y empezó a convertir tantos y a convertirse en el temible jugador que es.

El 26 de enero, antes del partido de cuartos de final de la Copa del Rey contra el Atlético de Madrid, en las cercanías del centro de entrenamiento de su equipo apareció colgado de un puente un muñeco con el uniforme del Real Madrid y en su espalda el número 20 y el nombre de Vinicius. Arriba del muñeco ahorcado estaba un letrero: "Madrid odia al Real".

La policía anunció que había detenido a tres de los cuatro sospechosos de ese delito de odio. Pero la cosa sigue y ahora en el juego del Real Madrid contra el Valencia, desde las graderías empezaron a gritarle: "Mono, mono". "El estadio", dijo Ancelotti, técnico del Real Madrid; "Un aficionado", reseña un diario de la prensa española; "Tres o cuatro" dice otra. Lo cierto es que no es la primera vez. Escribió Vinicius:

No fue la primera vez, ni la segunda ni la tercera. El racismo es normal en la Liga. La competencia cree que es normal, la Federación también y los adversarios lo alientan… Es una nación hermosa, que me acogió y a la que amo, pero que aceptó exportar al mundo la imagen de un país racista. Lo siento por los españoles que no están de acuerdo, pero, hoy, en Brasil, España es conocida como un país de racistas.

Y agregó: "Soy fuerte y llegaré hasta el final contra los racistas. Aunque sea lejos de aquí".

El presidente de la Liga, Javier Tebas, respondió al jugador:

Ya que los que deberían no te explican qué es y qué puede hacer @LaLiga en los casos de racismo, hemos intentado explicártelo nosotros, pero no te has presentado a ninguna de las dos fechas acordadas que tú mismo solicitaste. Antes de criticar e injuriar a @LaLiga, es necesario que te informes adecuadamente.

Caso claro de culpabilización de la víctima.

El presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, admitió en una rueda de prensa: "Tenemos un problema… Lo primero es reconocer que tenemos un problema, en nuestro país, de comportamiento, de educación, de racismo". Tal vez presionado ante los reclamos públicos de Vinicius, que no se quedaron allí.

En la reunión del G7 (Estados Unidos, Alemania, Japón, Canadá, Francia, Italia y Gran Bretaña), el presidente Lula inició su intervención condenando el racismo y el fascismo: "Pienso que es importante que la FIFA, la Liga española y las ligas de otros países tomen medidas serias, porque no podemos permitir que el fascismo y el racismo dominen dentro de los estadios de fútbol". No podía ser de otra manera: el gobierno de Lula se tomó el asunto como tema de Estado. No en balde, su predecesor, Jair Bolsonaro, exhibía mucho más allá de los estadios, un verbo racista y fascista, que envolvió a buena parte de la sociedad brasileña.

BBC y CNN exponen con amplitud el "caso Vinicius". De la BBC, tomamos los datos de un estudio que señala que uno de cada cuatro jóvenes españoles estaba de acuerdo con afirmaciones racistas. Y exponen algunas interpretaciones de especialistas: "El racismo tiene una larga tradición en España… a medida que la extrema derecha gana terreno, se crean todos los elementos para el crecimiento exponencial del racismo en nuestra sociedad, y en cualquier momento podría haber una explosión". De acuerdo, pero viendo el racismo en España, parecen querer encubrir el racismo vivo en Estados Unidos o en Gran Bretaña.

El racismo está vivo y coleando, es un mal estructural, sobre el que se fundan las relaciones internacionales y el colonialismo interno. Toca siempre a los pueblos alzar su voz y transformar sus bases.

 

Humberto González Silva


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