Araña feminista | De coaxial a fibra óptica y los DDHH

05/06/2023.- En el año 2018, la ONU adoptó, mediante resolución, el acceso al internet como un derecho humano que posibilita el acceso a otros fundamentales como la libertad de expresión, la comunicación e información, asociación, cultura, educación, trabajo y el derecho legítimo de los pueblos al desarrollo tecnológico.

El llamado a los Estados partes fue a superar las brechas digitales entre naciones, pero ¿cuál es el costo de la superación de brechas digitales entre Estados para los pueblos? Esta pregunta Chávez la respondió una década antes cuando re-nacionalizó a Cantv y nacionalizó a Movilnet, cuando impulsó mesas técnicas de telecomunicaciones y otros, como espacios colectivos del pueblo para acceder al poder del Estado. Creó una serie de programas sociales para superar la enorme brecha digital (analfabetismo tecnológico) por desigualdad económica y geográfica, logrando que derechos como la libertad de expresión no fueran privilegios solo de quienes ostentaban el poder mediático, sino de todo el pueblo y que las telecomunicaciones fueran de interés público. 

Ya para el año 2012 la mayoría de los hogares venezolanos tenían uno o más de un computador con acceso a internet banda ancha; la mayoría de l@s habitantes tenía uno o más teléfonos celulares con planes y servicios asequibles al bolsillo de la mayoría. Y no solo se garantizó que a través de Cantv y Movilnet la mayor parte de la población pudiera superar la enorme brecha digital, sino que reguló el accionar de las operadoras privadas para garantizar la no vulneración del derecho a las telecomunicaciones de l@s suscriptor@s y usuari@s.  

En la actualidad, reforzado por las nuevas formas de relacionarnos pospandemia, una gran parte de la población venezolana, sobre todo aquella que se encuentra fuera de las principales ciudades, accede a procesos formativos bajo la modalidad online; la mayoría de las universidades usan esta modalidad por lo limitado de la movilidad entre territorios, sobre todo por la dificultad en el acceso al combustible fósil y la debilidad del sistema de trasporte público nacional. Todos los trámites bancarios, los propios trámites con el Estado se efectúan de forma online o en su defecto en las principales ciudades de manera presencial. Los libros ya casi no se imprimen, la prensa escrita se digitalizó y las mismas leyes se divulgan solo de forma digital. 

Las mujeres, las más golpeadas por las medidas coercitivas unilaterales (MCU), quienes sostiene sobre sus hombros el 49 % de los hogares venezolanos, hoy día una gran cantidad de ellas ejerce el teletrabajo como estrategia para garantizar un mínimo de condiciones de vida para sus familias; acceden a cursos online para desarrollar y ofrecer sus emprendimientos, realizan estudios superiores, dan clases en universidades, investigan y se enteran de sus derechos, denuncian VBG, articulan. Muchas ya no están aisladas con sus agresores, todo un avance en materia de DDHH que está en riesgo si la brecha digital –ya existente con mujeres rurales y en situación de pobreza extrema– se sigue incrementando. 


Con los elevados costos de la migración tecnológica (de coaxial a fibra óptica) y las elevadas tarifas exigidas por las operadoras privadas, además de la imposibilidad de adquirir equipos tecnológicos necesarios para acceder a las telecomunicaciones, un alto número de hogares de cientos de comunidades, en gran parte del país, han quedado sin servicio de internet, televisión o telefonía, sobre todo población adulta mayor, estudiantes y mujeres cabezas de hogar. Con el sálvense quien pueda, dejan desprotegid@s a miles de suscriptor@s y usuari@s de telecomunicaciones a nivel nacional; quienes sufren realmente las consecuencias de las MCU.

El costo de esta “modernización” tecnológica y el cumplimiento de unos objetivos entre naciones no puede asumirlo un pueblo severamente golpeado por los embates del bloqueo económico y financiero. Las telecomunicaciones son un derecho humano y en revolución nadie puede quedarse  atrás en el acceso a sus derechos. Como decía Chávez, la mayor suma de felicidad posible para y por el pueblo.   

Gabriela Barradas


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