Letra desatada | Entre Chirinos y Arocha
08/06/2023.- Hace exactamente 40 años, el 8 de junio de 1984, fue electo rector de la Universidad Central de Venezuela, el psiquiatra Edmundo Chirinos. Yo tenía 18 y formé parte del claustro universitario, especie de grupo élite electo en comicios de segundo grado. Recuerdo que Chirinos era considerado un hombre justo, progresista e inteligente. Luego fue candidato presidencial y algo supe de eso porque mi hermano Pedro Chacín lo acompañó en esa aventura. Se hizo tristemente célebre unos meses después, cuando, el 19 de septiembre de ese mismo año, se le ocurrió pedir ayuda a los militares para impedir que estudiantes de las facultades de Agronomía y Veterinaria, ubicadas en Maracay, estado Aragua, ingresaran a Caracas para reclamar reivindicaciones estudiantiles. Su final no es para recordarlo ni enmarcarlo, como sí seguramente hay un montón de títulos universitarios colgados en paredes de miles egresados ucevistas, firmados por un femicida.
Ese claustro universitario, integrado por los distintos gremios de la comunidad ucevista, tiene,entre otras funciones o tareas, que elegir a las autoridades universitarias. Ese 8 de junio de 1984 yo voté por Edmundo Chirinos.
Las elecciones, recuerdo, se hicieron en el Estadio Universitario de beisbol. El voto mayoritario o decisivo por su cantidad era el de los profesores. Tal cual es para las elecciones de este 9 de junio en las que votarán, otra vez, un porcentaje de esa comunidad. Porcentaje calculado por la misma Comisión Electoral que puso la gran torta hace menos de quince días; pero no es la única similitud. La más sorprendente y preocupante es que el escrutinio se hará con las mismas “lectoras ópticas” de las elecciones del 8 de junio de 1984, que supuestamente fueron repotenciadas, que supuestamente fueron probadas y que supuestamente podrán leer los 23 óvalos de un voto completo, que es la cantidad que suma el de los profesores universitarios activos. Si a eso le agregamos la negligencia, impericia e incapacidad de la Comisión Electoral ucevista, que es el CNE universitario, que no supo resguardar de la lluvia las cajas con la boletas ni tampoco supo que se las barajaron (se las mezclaron para sabotear), pronosticar qué pasará el viernes, no es tan difícil.
Y si a todo eso le agregamos que el deseo unánime de quienes participan en la contienda es hacerlas, porque coinciden en la inconveniencia (por lo trágico) de que Cecilia García continúe usurpando la Silla de Vargas, se entiende por qué los candidatos (todos, porque son todos hombres) aceptaron a la misma comisión electoral que cometerá los mismos errores exhibidos el 26 de mayo. No hay ni una pista de lo contrario. Al contrario, dicen que imprimirán boletas si las necesitan (sobre la marcha) y que por eso solo imprimirán para que sufrague el 21 % de los votantes, estrategia nunca vista en elección alguna. En eso son novedosos. Pero algo puede hacer que todo sea más bonito, rezar. Rece a su santo favorito. Y vote por el cambio. A Miguel Alfonzo y su equipo voy. A mí déjenme a los espíritus de la sabana. Yo me encargo. Sigamos.
Mercedes Chacín