Ubaldo García: "Más que una batalla, Carabobo fue una campaña"

Se trató de una planificación con cinco frentes que partieron de diferentes zonas del país

García: "Carabobo fue el acto final de varios hechos que formaron parte de una larga empresa planeada por Bolívar".

 

24/0623.- Entre las distintas contribuciones del estudio de la historia, una de las más significativas es, sin duda, el fomento y desarrollo del sentimiento patrio, de gran importancia para la cohesión entre los distintos bloques étnico-culturales que conforman una nación.

Siendo Venezuela la punta de lanza en la gran gesta del proceso independentista hispanoamericano, es de suma relevancia el papel del historiador para la comprensión del pasado y de los hechos trascendentales que derivaron en el presente y sus circunstancias.

Con frecuencia, los hechos del pasado son tergiversados –según los intereses de quien los traiga a colación–, el historiador cual detective, y a través de su trabajo de investigación, se encarga de mostrar tal cual ocurrieron los acontecimientos, sin mayor interés que el de mostrar la verdad.

Para ser historiador, la vía más expedita es cursar el grado universitario en Historia. Sin embargo, no es una condición sine qua non, especialmente si se cuenta con algunas características o requisitos tales como espíritu crítico y objetivo, don de análisis, estar libre de prejuicios, capacidad y comprensión lectora, etc., todos los cuales son atributos que posee el profesor Ubaldo García, con quien sostuvimos una entrevista hace un año, y que ahora traemos de nuevo a la palestra, a propósito de celebrarse 202 años del triunfo de la causa independentista en Carabobo, donde además de referirnos a tan importante y trascendental batalla, abordamos el tema del Armisticio (protagonizado por Bolívar, máximo líder del bando patriota, y por Morillo, como cabeza del ejército español), el cual tuvo gran importancia como antecedente de aquella contienda, y además, otros asuntos, como el Tratado de Regularización de la Guerra, la influencia de la masonería en el abrazo de los dos generales en Santa Ana de Trujillo, y por último los fakes de la historia, fábulas, tergiversaciones de hechos y hasta de supuestas frases “dichas”, que nunca se dijeron, pero que han perdurado como “ciertas” en el tiempo.

Vale acotar que nuestro entrevistado es tachirense de nacimiento y trujillano de corazón, egresado de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (Ingeniero Agrónomo y Licenciado en Educación Agropecuaria), escritor y docente. Asimismo, conductor de los programas radiales “Al Pregón de la Historia” (Boconesa 107.3 FM) y “Cabalgando hacia Carabobo” (Radio Nacional de Venezuela), entre otras de sus actividades como comunicador historiográfico.

—Al referirnos a la gesta llevada a cabo en el Campo de Carabobo en 1821, ¿debe denominarse batalla o campaña?

—Más que una batalla, Carabobo fue una campaña, el combate en el campo fue el acto final de una serie de hechos que formaron parte de una larga empresa planeada por Bolívar. Cuando nos hablan de batalla, y siempre ha sido así: nos encajonan, nos encierran en la historia chiquita, en lo casual y no en lo causal. El Libertador planea una estrategia de una campaña larga, con cinco frentes de guerra que partirían en simultáneo al cumplirse los cuarenta días de la tregua prevista por el Armisticio, desde diferentes lugares de Venezuela, y entre los que había dos divisiones, con la tarea de distraer al enemigo hacia otros espacios para dividirlo y poder enfrentarlo con éxito.

Vale destacar que la sabana de Carabobo era –y sigue siendo– lugar de suma importancia geopolítica por ser antesala de Valencia y del camino a Puerto Cabello (principal puerto del país). Además, está frente al lago y es salida hacia los llanos centrales, los cuales eran el granero de carne para las tropas. Por si fuera poco, era antesala y puerta principal de Caracas.

El Armisticio: un apreciable peso como antecedente de Carabobo.

Según el profesor Ubaldo García, el Armisticio lo propone el general Pablo Morillo y surge como una necesidad por parte de España. Estaban quebrados y, además, perdiendo la guerra. Adicional a esto, por la situación causada por la Revolución de Riego y Quiroga, quienes se oponen al no reconocimiento de la Constitución de Cádiz (1812) por parte del rey, quien pretendía erigirse como absolutista. Entonces lideran una sublevación que detuvo a la expedición que pretendía embarcarse a América para sofocar a los movimientos independentistas, lo cual deja a Morillo sin refuerzos, quien ya tenía un desgaste de más de cuatro años y había perdido más de la mitad de los 11 mil soldados que llegaron en 1815. De manera tal que lo que le queda al rey es aceptar las recomendaciones de sus asesores, quienes le indican que hay una salida, y esta es tratar de convencer a los independentistas americanos a través de la palabra y no de las armas, haciendo ofrecimientos y por eso se dan las conversaciones. “La orden dada a Morillo es que busque a los independentistas y conversen. ¡Imagínese usted, unos guerreros que habían estado 5 años matándose, ahora piden cacao! Morillo le escribe a Bolívar proponiéndole entrevistarse en el pueblo de Santa Ana (estado Trujillo), para acordar un armisticio, entre otras cosas. A pesar de la negativa de muchos de sus oficiales, el Libertador acepta la propuesta, mediante la cual se acordaría una tregua de seis meses, pero además constituía de hecho un reconocimiento tácito del Estado colombiano”, relata.

La reunión de Bolívar y Morillo tenía por objeto tres cosas:

1.- Certificar a través de la firma de cada uno el Tratado de Regularización de la Guerra.

2.- Hablar de lo militar y de lo táctico.

3.- El encuentro desde el punto de vista social (es decir, el mutuo estudio psicológico del uno y el otro). 

“Esta reunión transcurrió en medio de un ambiente de total cordialidad: conversaron, comieron, disfrutaron, rieron. Tanto así que en una carta se dice que ambos se subieron en una mesa para brindar”, acota el historiador.

¿Bolívar y Morillo unidos por la masonería?

Nuestro entrevistado resalta que si no hubiese existido una hermandad, o una posible condición de “masón” entre ambos, no hubiese podido darse ninguna reunión. Él parte de la opinión que Bolívar, más que masón, ‘fue un aprovechador de las circunstancias en todos los tiempos’. Sólo hay una prueba documentada que Bolívar fuera masón: un acta en París (Francia), donde consta su presencia y participación en una logia masónica. Sin embargo, se sabe de unas cartas donde prohíbe las reuniones secretas de las logias en Bogotá, al saber que el intento de asesinato en su contra se planificó en una de esas reuniones.

Respecto a Pablo Morillo, no hay prueba fehaciente de que haya sido masón.

—¿Detalles o registros de lo ocurrido en aquel encuentro?

—En una carta escrita por Morillo a su amigo, el coronel Pino, le dice: “Acabo de llegar del pueblo de Santa Ana, en donde pasé ayer uno de los días más alegres de mi vida, en compañía de Bolívar y de varios oficiales de su Estado Mayor, a quienes saludamos con el mayor afecto. Nos abrazamos un millón de veces y determinamos erigir un monumento para eterna memoria del principio de nuestra reconciliación, en el sitio en el que nos dimos el primer abrazo”.

Pues bien, se construyó el monumento como hoy existe, en 1912 bajo la administración del general Juan Vicente Gómez, pero no como habían convenido los dos generales –de acuerdo a la propuesta hecha por el militar español–, quien había manifestado, según carta de Bolívar a Santander: “El general Morillo propuso que se levantase una pirámide y ya ha destinado un oficial de ingenieros, yo debo mandar otro para que sigan la obra, nosotros mismos la comenzamos poniendo la primera piedra que servirá de base”.

En consecuencia, se está trabajando para que, Dios mediante, en este año 2022 se lleve a cabo la construcción de dicha pirámide, como fue la propuesta original. El monumento que actualmente existe, por supuesto que se quedará allí, pero en un lugar adyacente a la plaza se finiquitará la obra, según acordaron Bolívar y Morillo.

¿Verdades o mentiras históricas?

En tiempos recientes, ha estado en boga el término fake news (que traducido del inglés significa “noticia falsa”). No es nada nuevo, aunque ahora se le llame con este anglicismo. En realidad es tan antiguo como el lenguaje mismo y cuyo único interés es perjudicar o en todo caso desinformar.

En el caso de la historia, existe una gran cantidad de relatos acerca de determinados sucesos que han sido tergiversados o sacados de contexto, y con el tiempo se va transmitiendo de generación en generación, una mentira.

Aprovechamos el encuentro con nuestro ilustre entrevistado, para conocer su opinión respecto a distintos incidentes de la historia de Venezuela, los cuales carecen de pruebas fehacientes:

   1.- La frase “He arado en el mar”, se le atribuye con frecuencia al Libertador, pero, ¿Realmente la pronunció Bolivar?

—De Bolívar se dicen muchas cosas que no son ciertas. Por ejemplo, que murió pobre y solo. Ninguna de las dos son ciertas. Tenía muchas riquezas aún, y a la hora de su muerte tenía un poco de gente a su alrededor. Él más bien quiso aislarse porque se sintió enfermo.

En cuanto a esta frase “He arado en el mar”, yo estoy trabajando con un amigo historiador, Eduardo Zambrano (Betijoque, estado Trujillo). Nos pusimos a revisar e indagar. Llegamos a la conclusión de que el Libertador nunca dijo eso. Esa frase la fueron acomodando y se la fueron endilgando a él, de tal manera que cualquier persona al oírla, la asocia con el Libertador y asociándolo a lo triste, a lo roto, a un sueño que nunca pudo cumplir.  Es falso que haya dicho esa frase.

En una carta escrita al general Juan José Flores (quien se convirtiera en el presidente de Ecuador, una vez disuelta la Gran Colombia), Bolívar le dice que en el sur hay muchos alzamientos o protestas (revoluciones), que él está tratando de controlar. “El que hace revoluciones ara en el mar”, refiriéndose a los revoltosos, es la frase más parecida a la que le endosaron.

2.- ¿Es cierta o falsa la ‘supuesta’ inmolación del capitán neogranadino Antonio Ricaurte?

—La duda viene porque según el Diario de Bucaramanga, Perú de Lacroix (quien fuera su autor), refiere que Bolívar le comentó que la muerte de Ricaurte no había ocurrido de esa manera. Sino que en un momento de desesperación él (refiriéndose al Libertador), lo dijo para alimentar el fervor patrio en los corazones de los soldados.

Sin embargo, José Félix Blanco (quien fue militar y sacerdote) escribió una colección de 14 tomos de la historia de Venezuela (denominada ‘Blanco y Azpurúa’), donde demuestra que Perú de Lacroix miente. Por otra parte, hay una entrevista a La Negra Matea, quien vivió más de cien años y donde manifiesta en una entrevista que efectivamente “sí ocurrió la explosión y le consta, porque ella estuvo presente”.

Por lo que no se puede considerar a este cuaderno de Bucaramanga como un documento de estudio fehaciente.

3.- Hay una versión circulando la cual dice que a Bolívar se le confirió el título de abogado en Lima. ¿Es cierta esa aseveración?

—Eso carece de asidero. Hay un magistrado en el estado Guárico que presentó una ponencia en la que propone que se designe el día 3 de junio como el Día Nacional del Abogado (como se sabe, el Día del Abogado en nuestro país es el 23 de junio, por ser el natalicio del primer presidente constitucional que tuvo la nación: el abogado, político y catedrático trujillano Cristóbal Mendoza).

Tanto a mi amigo historiador (Eduardo Zambrano) como mi persona nos llamó la atención y nos pusimos a investigar y encontramos el hilo, ¡Encontramos la verdad y resulta que no fue así! Al Libertador le hicieron un recibimiento en la Universidad de San Marcos (Lima, Perú) porque era lo común, era lo que se hacía normalmente con las grandes personalidades; entonces una cuerda de aduladores aristócratas de allá y de eclesiásticos, le hicieron un recibimiento, pero no le dieron el título, jamás ni nunca. Sin embargo han ido agrandando, le han ido ‘agregando’ y ‘acomodando’ cosas, que terminan dando como un hecho cierto o verídico, algo que no tiene pruebas fehacientes.

A raíz de todo esto, nos llevó a elaborar un libro que se llama La Verdad: Bolívar abogado, para dar aportes a la autenticidad del asunto. 

4.- Para algunos historiadores, la guerra de emancipación fue una guerra civil y militaron venezolanos en ambas partes, es decir, los bandos patriotas y realistas. ¿Qué opinión tiene al respecto?

—Siempre me he preguntado cuál es la necesidad que tienen algunas personas o historiadores de decir eso; como queriendo disminuir el peso o la importancia de la guerra. Me parece eso extraño. Hasta 1814, es cierto que había mucho desconocimiento, mucha desinformación y la población se sumó de lado y lado. No había una claridad de que había una contienda contra los españoles, contra un imperio. Así como tuvimos a muchos hombres que lucharon con Boves, después lucharon con Páez, porque no había una definición. Tal es el caso de Pedro Camejo (Negro Primero), y muchos otros, eso es cierto. Pero después, cuando ya la guerra avanza, se da la Batalla de Boyacá y la de Carabobo, y siguen hablando de que es una guerra civil. Entonces, son unos necios los que hablan de esa manera. Simplemente restan importancia y peso a la gesta independentista.

Son muchos los tópicos que quedaron sin tratar en esta sustancial entrevista con el profesor Ubaldo García. Quedando abierta la posibilidad de una segunda entrevista, Dios mediante, en la que se tratará lo referente a la construcción de la pirámide conforme a la voluntad de los firmantes del Armisticio, en la plaza que lleva el mismo nombre, en la población de Santa Ana, Municipio Pampán, estado Trujillo.

FIDEL ANTILLANO / YAJAIRA SOLER / CIUDAD CCS


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