Estoy almado | Los espantavotos

A decir verdad, la elección de nuevos rectores no espantará votos 

25/06/2023.- En el 2004, el antichavismo empezó a espantar votos cuando, sin presentar pruebas, cantó fraude en el referendo revocatorio que ganó Chávez con la opción del No. Empezaron a instalar en su propio electorado la duda de que el chavismo hacía trampa, aunque no tuvieran cómo demostrarlo. En la siguiente elección (parlamentarias de 2005), lograron ahuyentar más la participación al decirle a su electorado que se abstuviera. Ellos decían que no podían ganar porque el sistema electoral era fraudulento. Así espantaron miles de sus votos y el chavismo obtuvo mayoría en el Parlamento.

En el 2006, en las elecciones presidenciales (Chávez-Rosales), el antichavismo alejó a sus propios simpatizantes llamándolos a no sufragar. En ese entonces, recuerdo que Ramos decía que lo democrático era "no votar en defensa del voto libre". Ese sofisma causó un cortocircuito en el voto opositor. El resultado: el candidato Rosales quedó detrás de la ambulancia con apenas 36 % de los escrutinios.

En el 2007 todavía repetían su prédica de fraude para ahuyentar la participación de su propio electorado. Incluso, Ramos Allup decía que preparaba un supuesto libro sobre el tema. Supongo que así espantarían mejor a los votantes en las venideras elecciones.

Sin embargo, con la victoria por una ñinguita (50,7 % la opción opositora del No contra 49,3 % la alternativa bolivariana del Sí) que obtuvieron con la reforma promovida por Chávez, entonces su discurso de fraude fue condicionado: si ganaban, no era tramposo el sistema electoral, pero si perdían, se ponían con furia el ropaje de espantavotos y señalaban al CNE como el más "fraudulento de la historia", como luego ocurrió en el 2009, cuando el país aprobó, mayoritariamente en referéndum, la reelección presidencial.

Con las derrotas en elecciones regionales efectuadas entre 2008 y 2012, el antichavismo se volvió ultra recontra espantavotos. Tanto, que para la elección presidencial de 2012 tuvieron que elegir su candidato en primarias, porque si lo hacían a dedo (como siempre), había el riesgo de acusarse mutuamente de trampa y alejar a muchos más de sus bases que en el pasado.

Recuerdo que fueron los espantavotos dentro del antichavismo los que presionaron a Capriles para que no reconociera su derrota frente a Chávez en las presidenciales de 2012. Pero con la paliza electoral (más de 10 % porcentuales) que le propinó el Comandante (con una delicada condición de salud), Capriles se quitó el ropaje, reconoció la derrota y guardó la cantaleta para las presidenciales sobrevenidas de 2013 contra Maduro.

Luego, en el 2015 (elecciones parlamentarias), la oposición aplicó lo mismo que en el 2008, cuando impidieron electoralmente la reforma constitucional de Chávez. Como ganaron la mayoría en el Parlamento, se tragaron el grito de fraude sin sustento, y su labor de espantar votos la dejaron para 2017, cuando la abstención para escoger una Asamblea Constituyente alcanzó el 59 %. Sin duda, en esos comicios hicieron todo lo posible para que nadie participara, porque les interesaba que el país continuara sumido en las guarimbas que ellos mismos promovieron. Afortunadamente, esa elección constituyente fue clave para apagar la violencia callejera y evitar el abismo de la guerra civil por el cual nos querían conducir sectores extremistas opositores. En el 2018, la oposición también se dedicó a lo mismo (por supuesto, llamando a la abstención) para intentar deslegitimar los comicios presidenciales de ese año, en los que Maduro le ganó a Henry Falcón.

Así se pueden contar las decenas de veces que el antichavismo ha sido el gran espantavotos durante los últimos veinte años. Siempre ha sido así. La historia lo demuestra. Y cuando no lo hacen es porque saben que si pierden, pueden sorondamente denunciar fraude con el apoyo de aliados internacionales.

Es cínico que ahora quieran acusar al chavismo de promover la abstención para las próximas elecciones presidenciales, en medio del proceso de renovación de autoridades del CNE. A decir verdad, la elección de nuevos rectores no espantará votos; si eventualmente el electorado opositor se abstiene, será por la ponzoña sobre el sistema electoral que por años el antichavismo ha esparcido entre sus propias filas.

 

Manuel Palma


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