Caraqueñidad | La lengua es castigo del cuerpo y también de las manos

Se atribuye a un brujo barloventeño la protección que siempre le brindó su pipa al casi malogrado mandatario venezolano (durante el atentado ocurrido casualmente el Día de San Juan, santo que tal vez le reforzó los poderes protectores a aquella misteriosa cachimba).

Luis Martín

 

26/06/2023.- Aquella singular mañana del 24 de junio de 1960, las fuerzas protectoras de su pipa encantada salvaron al Presidente venezolano del intento de magnicidio, pero reforzaron el refrán que asegura que la lengua es castigo del cuerpo… y también de las manos.

Voceros de Acción Democrática y de otras tendencias políticas, incluso periodistas muy serios, aseguran que Rómulo Betancourt nunca pronunció la premonitoria declaración: "Que se me quemen las manos si he tocado el erario nacional…".

Otros tantos dicen lo contrario. Tío Google da por hecho que fue durante un discurso por radio y televisión, además reseñado en prensa nacional.

Lo cierto es que en el atentado, el político, escritor y miembro de la famosa Generación del 28 pudo salvar su vida, pero no la integridad de sus manos ante los letales embates de aquellos cien kilos de dinamita.

El lugar, el paseo Los Próceres, en Caracas. Era la ruta de la caravana presidencial, como parte de los actos conmemorativos de tan importante fecha. Un moderno Oldsmobile aparcado en la orilla sirvió de coche-bomba, al mejor estilo del Medio Oriente o de Colombia en los días del patrón del mal, Pablo Escobar Gaviria. Cuando el vehículo presidencial se aproximara lo suficiente, un clic activaría la poderosa carga para volar en pedacitos al mandatario adeco.

 

La cachimba era su amuleto

Cuentan que Rómulo, nacido y criado en Guatire, a pesar de ser muy preparado en asuntos de política, historia, sociedad y cultura, tenía sus propios ritos y creencias. Para él había un más allá y unos espíritus que desde planos superiores le enviaban mensajes que siempre le guiaron en su accionar, y ya le habían salvado en, al menos, dos atentados previos.

Según la leyenda, halló en su inseparable pipa el amuleto protector. Dicen que un reconocido brujo de Barlovento (tierra de mágicos encantos), que lo llamaba Romulito por puro cariño, le ensalmó la cachimba humeante con un esotérico ritual que transformó al cancerígeno utensilio en una "contra" que le garantizaba larga vida. Tremendo compromiso reposaba sobre los hombros de tan peculiar hechicero, cuya identidad se ha mantenido en secreto por ser parte del sumario de este cuento. Solo se ha revelado que "ese negro es brujo, brujo es, mírale los ojos, color café…".

Tampoco se sabe cuántos ramazos, ni botellas de ron y de aguardiente blanco ni cuántos tabacos Manzanares fueron utilizados para conjurar la protección en esa fastuosa ceremonia con la que el curioso encantador garantizaba vida eterna a Romulito, el maraco entre María Teresa y Elena, hijos todos del matrimonio entre el migrante canario Luis Betancourt y doña Virginia Bello Milano.

 

Cábala y supervivencia

La mañana de ese 24 de junio, se cree, Rómulo estaba muy alerta debido a su intuición extrasensorial. Según un viejo periodista guatireño, también en el anonimato por ser parte de la investigación, el proceder cabalístico del entonces Presidente lo mantuvo muy atento. Casualmente, ese día se cumplían 139 años de la batalla de Carabobo (en la que las tropas de Bolívar les dieron una felpa a los españoles). La sumatoria de esas cifras (1+3+9) da como resultado 13, un signo del azar. "¡Zape gato, ñaragato!", decía el líder adeco. Si había sido el 13 de febrero de un año antes cuando tomó posesión, en esa oportunidad, el bendito 13 podría ser una inequívoca señal de que algo podría ocurrirle…

Quizás no había dormido bien pensando en las cuentas pendientes con su conciencia denunciadora, ya que años atrás había emprendido una campaña internacional para lograr ante la OEA el desconocimiento del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, a quien no dudó de señalar como el autor intelectual del atentado que terminaría apenas quemando sus manos, las que mostró vendadas ante la nación entera para hacer el anuncio públicamente.

Aseguran que su alerta extrasensorial lo hizo cambiar de vehículo. Logró salvarse, pero lamentablemente en la explosión perdieron la vida el jefe de la Casa Militar, coronel Ramón Armas Pérez, un segundo oficial y el conductor de confianza presidencial.

 

Un sumario aún oculto

Aunque Rómulo contaba con su brujo, su partido, sus adeptos, sus espíritus y su pipa encantada, pareció menospreciar que este pueblo es sabio, paciente y no olvida.

La realidad es que el chamán that was born in Barlovia (y sus poderes) protegieron al exmandatario hasta el 28 de septiembre de 1981, fecha en que Betancourt murió tras un derrame cerebral en el Doctors Hospital de Nueva York, a los 73 años de edad.

 

Luis Martín

P. S.: Un año después del atentado en Los Próceres, un lujoso Chevrolet, que hacía las veces de carro presidencial en República Dominicana, fue emboscado y su pasajero principal, alias Chapita, resultó acribillado. Aún no se da con el autor del sonado magnicidio. Otro top secret de este cuento: el contenido de un texto famoso que, fallidamente, la cúpula de AD pretendió desaparecer de la faz del planeta. Se intitula Aves de rapiña sobre Venezuela. Hay que leerlo.


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