Entorno global |Ley de Política Exterior China

Una expresión contrahegemónica en el marco del nuevo orden internacional

03/06/2023.- La ratificación del tercer mandato de Xi Jinping ha marcado con fuerza el dinamismo de la política exterior China, la cual se ha caracterizado por un importante liderazgo y consolidación de relaciones bilaterales y de participación en espacios multilaterales financieros. Sus prácticas se han visibilizado en la profundización de sus alianzas con Rusia, la promoción y solución de conflictos en Medio Oriente a través de la mediación entre Arabia Saudita e Irán, en su labor protagónica en la Organización de Cooperación de Shanghái, posicionamiento del yuan, en la Cumbre China con Asia Central y coordinación de planes de desarrollo, en el establecimiento de relaciones diplomáticas con Honduras y visitas del más alto nivel de líderes europeos y latinoamericanos a Beijing. 

El crecimiento económico y liderazgo político, visibilizado durante los últimos años y el entorno complejo internacional, han impulsado que las autoridades chinas robustezcan una de las áreas más estratégicas para la nación, la política exterior. En este sentido, durante la XIV Asamblea Popular China se aprobó la Ley de Relaciones Exteriores, orientada a reforzar, a partir del 1 de julio –tal como han señalado diversos medios de comunicación–, los intercambios con el extranjero, la promoción de la apertura de alto nivel, la protección de la soberanía, la seguridad y los intereses nacionales.

La norma establece las instancia de conducción de la política exterior con el liderazgo del Partido Comunista, el Presidente de la República, el Consejo de Estado y el Ministerio de Relaciones Exteriores; adopta como bases de política su oposición al uso de la fuerza o la amenaza de la fuerza en las relaciones internacionales; se opone a la hegemonía y, en su artículo 18, plantea la implementación de la Iniciativa de Desarrollo Global, la Iniciativa de Seguridad Global y la Iniciativa de Civilización Global, promoviendo el diseño integral, multinivel, de campo amplio y tridimensional de las relaciones internacionales, planteando con ello la construcción de un nuevo tipo de relaciones internacionales. 

Por ello, se adhiere al concepto de gobernanza global (art. 19), al orden internacional, basado en el derecho internacional, y defiende las normas básicas de las relaciones internacionales, sustentadas en los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, contrario al planteamiento estadounidense, concebido como “el orden basado en reglas”, propio de su practica unilateral y unipolar desafiante ante la democratización de las relaciones internacionales. 
 
Por tanto, esta norma constituye una expresión contrahegemónica a una de las prácticas coercitivas implementadas con fuerza en los últimos años por Occidente, que ha implementado las sanciones para frenar el desarrollo de las naciones emergentes. Por ello, en los artículos 32 hasta el 35 de la ley, se contempla una rrespuest cónsona al liderazgo económico y político que están desarrollando en el ámbito internacional, expresando que “China tiene derecho a tomar las contramedidas y restricciones correspondientes sobre los actos que violen el derecho internacional y las normas básicas de las relaciones internacionales”, y que será el “El Consejo de Estado y sus departamentos quienes formularán las regulaciones administrativas y las normas departamentales necesarias para determinar e implementar las contramedidas y medidas restrictivas pertinentes”.

Es evidente que China se está preparando para los nuevos desafíos del sistema internacional, más aún cuando las sanciones contra el desarrollo tecnológico se han incrementado desde EE.UU. y Europa para prohibir el 5G; las exportaciones de semiconductores; disminuir el control de China en las cadenas de suministro e impulso comercial con la Franja y la Ruta; acusarle de distribuir una droga como el fentanilo, nueva versión distorsionada de las guerras del opio; de participar militarmente en el conflicto en Ucrania, y de avivar conflictos territoriales como los vistos recientemente en Taiwán, parte de una guerra asimétrica en pleno desarrollo. 

Estamos en presencia de un momento altamente complejo y volátil; la dominación y hegemonía no son factores que se cedan o compartan con facilidad, por lo que el arte de la conciliación, alianzas y diplomacia son más que necesarias cuando está en reequilibrio la balanza de poder global. 


Orelys Castillo
                       


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