Psicosoma | La vocación de servicio

04/07/2023.- Al percibir en dualidades, tendemos al contraste y anulamos los grises, los "quizás". El psicólogo Carl Rogers nos decía que lo más personal es lo más general y esto es cierto, porque siempre creemos que lo que nos ocurre no le pasa a más nadie.

Nuestras vidas son tan parecidas, pero nos diferenciamos en las respuestas que damos y en cómo conseguimos que esas vidas tengan un propósito y un sentido, algo que las trascienda y saque a la luz nuestras mejores energías para crear proyectos que nos hagan felices, tanto a nosotros como a las personas que nos rodean. Conseguir una vocación de servicio, de amor sincero y honesto al prójimo no significa convertirse en un mártir o santo; es la mera dicha de ser útil. Como señala George Bernard, consiste:

… en ser una fuerza de la naturaleza, y no seres febriles, egoístas, llenos de malestares y quejas de que el mundo no se consagra a hacerlos felices. Soy de la opinión de que uno pertenece a toda la comunidad y de que, mientras viva, es mi privilegio hacer por esta todo lo que pueda. Cuando muera, quiero estar completamente agotado, pues, cuanto más duramente trabajo, más vivo. Gozo de la vida por la vida misma. Para mí, la vida no es una pequeña vida.

Es la solidaridad haciendo la vida, sin brechas entre el yo y los otros o las otras. Me recuerda al escritor Nómar Oporte, quien encarnó la gran vocación de servicio en su decir y hacer con un amor incondicional al pueblo.

Actualmente, el concepto de resiliencia, que viene del latín resilīre y significa 'saltar hacia atrás', pertenece al área de la Física y la Metalurgia. En Psicología, es la capacidad que tenemos para superar una adversidad que genera mucho estrés y asertivamente convertir ese hecho que nos aflige en empuje para emprender y dar ese salto hacia la superación. No es desde la visión de "soportarlo", sino de salir fortalecidos ante esa situación. Es algo que debemos dar y construir; está vinculado al autocuidado y el autoconocimiento, que son procesos psicológicos ligados a la atención y estima, que requieren de la introspección y estrategias que nos ayudan a fortalecer la confianza y seguridad en ese responder asertivamente, que denominamos resiliencia.

Es primordial señalar que los dolores del proceso de crecimiento y maduración son inevitables, pero el sufrimiento y queja que crea un círculo de victimización y neurosis es prevenible. Tanto al infante como al niño, el adolescente, el joven, el adulto o el anciano se les debe brindar seguridad emocional y confianza para evitar desniveles en el piso psicoemocional.

El entorno seguro, en este caso, el núcleo primario del hogar —conformado por la madre, el padre, la abuela o cualquier miembro de la familia— es el bastión o las alas de seguridad, porque cuando salga de ese lugar al sistema escolar, estará fortalecido por el entrenamiento en casa. Pero si el hogar es fuente de violencia, de pobreza, el bebé o el infante sufre, aun sin ser golpeado, y termina volviéndose un ser inseguro por el aire estresante. Ese sentimiento se neutraliza con el apego, por ser el vínculo que se teje a diario con la crianza, en el cuido y el amor (sabemos cómo hablarles; ellos saben lo que hay que hacer; se sienten tranquilos, independientemente de las adversidades).

El entorno más seguro y de confianza ralentiza situaciones estresantes. Según el neurólogo y psiquiatra Boris Cyrulnik, sobreviviente de un campo de concentración, los entornos adecuados, creencias, el arte y los deportes ayudan en el proceso de aprendizaje que hace disminuir los estados de ansiedad. Así, las personas centran su foco en nuevas formas de enseñar, disfrutando de ser colaborativos y no competitivos, como cocinar, pintar, escribir...

 

Rosa Anca


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