Punto y seguimos | Implosión en la industria del entretenimiento

Arte, creatividad y derechos humanos en peligro

18/07/2023.- Por primera vez en 63 años hay huelga general de escritores y actores en Hollywood. Visto por encima, se habla de desacuerdo en el aspecto salarial, pero los temas que se tratan son mucho más importantes que la vieja exigencia de los obreros de la industria cinematográfica. A falta del capital y los medios de producción (en manos de los estudios, las empresas productoras y las de streaming), estos venden su trabajo, que es intangible, artístico y creativo, a cambio de un salario. Los guionistas (creadores de las historias), los directores y los actores (intérpretes) son el corazón humano de la industria del cine actual, y solo un grupo estadísticamente pequeño, conocido como la Lista A, es el que se embolsilla millones de dólares por su labor. Los demás, escritores de series y películas, actores no protagonistas y extras, cobran a destajo, teniendo además que pagar impuestos y agentes, que llegan a reducir hasta la mitad sus compensaciones.

El ejemplo del cine hollywoodense es muy útil para contar cómo funciona el capitalismo "a la clásica", pero quizá un conflicto salarial sea hoy el mínimo de sus problemas. A la histórica injusticia de la industria, con su personal humano fuera de la élite, se le suman las nuevas tecnologías, mismas que no solo han transformado el negocio de la producción, venta y comercialización de productos audiovisuales, sino que amenazan con derrumbarlo, haciendo obsoleto su modelo de negocios, complejizándolo y diversificándolo a niveles prácticamente inmanejables para los eslabones más débiles de la cadena.

El Sindicato de Actores de Estados Unidos (SAG, por sus siglas en inglés) se suma a la huelga que los guionistas sostienen desde mayo por un reclamo salarial, así como por derechos que van mucho más allá. Las productoras han llegado a plantear y practicar —cual episodio de la serie distópica Black mirror— cosas como que los actores vendan los derechos de uso y reproducción de su imagen, recreada a partir de inteligencia artificial, para trabajos futuros por toda la eternidad a cambio de una única compensación inicial. A los escritores directamente se les amenaza con reemplazarlos con dicha inteligencia.

Estos seres humanos que eligieron la expresión artística audiovisual como forma de vida están más desamparados que nunca. Las productoras, casadas y encompinchadas con las empresas de nuevas tecnologías, los dejan por completo fuera del gran negocio, negándoles participaciones por concepto de publicidad, reproducciones o regalías en caso de ser parte de un éxito en pantalla, sin contar con el robo de derechos de autor y manejo de su propia imagen o trabajo creativo. El modelo de negocio, con terceros y cuartos a granel, no deja espacio a quienes efectivamente hacen realidad las producciones, y tampoco planean hacerlo. Los sindicatos se han dado cuenta y se encuentran en medio de negociaciones delicadas, en las que, además de jugarse sus derechos, sentarían las bases a nivel mundial de lo que podría ser la legalización de nuevas formas de explotación y una transformación total del arte cinematográfico, tal y como lo conocemos. Es el capitalismo, superándose a sí mismo.

 

Mariel Carrillo García


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