Vitrina de nimiedades | Tras la identidad de X

Hasta ahora, el resultado entre Threads y Twitter solo parece tributar a la controversia

Así como veíamos la “guerra de las marcas” entre productos y medios tradicionales, ahora asistimos a una versión en línea: la puja entre Threads y Twitter… perdón, X (cuesta digerirlo, lo sabemos). Esta competencia, que toma a la plataforma hoy liderada por Elon Musk en una fase experimental, si vale la expresión, nos lleva a ver el mundo de las aplicaciones móviles como un espacio elitesco. Aunque esté habitado por millones de desarrolladores, estará dominado por una élite que se puede dar el lujo de parecerse y competir.

Este tipo de rivalidad parte de las debilidades del otro. Las transformaciones promovidas por el dueño de Tesla son cambios abruptos que impactaron todo el sistema de relaciones nacido alrededor de Twitter. Desde el esquema de acceso hasta las estructuras narrativas aplicadas en este entorno comenzaron a cambiar en una suerte de choque con los hábitos creados.

Es un mar revuelto donde se pueden pescar múltiples oportunidades, y eso espera lograr Marck Zuckerberg con una red que emula a la competencia, pero no termina de convencer. Medios dedicados al mundo digital informan que el número de seguidores en la nueva red social, que alcanzó un tope de 100 millones en cinco días, bajó al menos 20%. Con ello, también se reseña la disminución del tiempo de uso. En ese contexto, sin embargo, Meta trabaja en la incorporación de nuevas funcionalidades para mantener a su comunidad activa.

Frente a este panorama, vale preguntarse: ¿qué garantiza el éxito de una red social? ¿Cómo triunfar en un mercado internacional tan diverso y complejo en todos los sentidos? Para 2021, había 6.000 millones de suscripciones de teléfonos inteligentes en el mundo y, de acuerdo con Statista, la cifra seguirá aumentando. En 2023, se habla de más de 8.000 millones. Es un mercado apetitoso para los desarrolladores de aplicaciones móviles, que también se multiplican por millones.

Pero, lejos de pensar que es sencillo, ese mercado tan amplio no es tan fácil de conquistar. Haga este ejercicio: ahora mismo, tome su teléfono y cuente cuántas aplicaciones tiene. ¿20? ¿50 a lo sumo? De esos programas, ¿cuántos usa realmente a diario? ¿Cuántos descargó y abrió una sola vez? ¿9 ó 10? Aunque esto es resultado de decisiones prácticas y simples, si lo vemos desde la totalidad de los usuarios, la repercusión es tremenda.

Puede agregarse otro elemento más para complejizar el panorama: la disputa entre los desarrolladores es bastante desigual. Una gran mayoría compite apenas por tener una comunidad que haga sustentable su proyecto, para volver realidad una de las palabras de moda: monetizar. Es una pelea imperceptible para los usuarios, guiados en muchos casos por sus necesidades.

Mientras esa batalla se libra entre ese grupo, los colosos pelean por afianzar su presencia. Al parecer, este pugilato digital ahora se libra con un código especial: hacer lo mismo que mi competidor, pero mucho mejor. Hasta ahora, el resultado entre Threads y el antiguo Twitter solo parece tributar a la controversia. Esperemos unos meses más, a ver qué suerte se gesta tras la identidad de X y su competencia.

Rosa E. Pellegrino 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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