Psicosoma | Reconstrucción amorosa

01/08/2023.- Con las cirugías del alma, injertos, trepanaciones craneales, lobotomías, mutaciones, campos celulares, biológicos y vibracionales, apegos, puntos magnéticos, mente cuántica… y las ciencias de la conducta y los procesos psicológicos nos acercamos al abordaje infinito de esa energía que mueve al mundo llamada amor. Así lo reafirman Sigmund Freud y Jung, con previas investigaciones de los mundos orientales y occidentales, las cosmovisiones aborígenes y chamánicas —que perviven e incluso son precursoras de la musicoterapia—, de los chakras, los rituales e instrumentos que hacen posible mediar la reconstrucción de las relaciones humanas, que no califico de sanas o tóxicas, porque eso daña la visión holística al separar con prejuicios dicotómicos, y quizás las hibridaciones psicológicas nos den mejores respuestas.

Casi siempre la psicoterapia funciona en temas amorosos, al centrar al sufriente —Otelo, el envidioso y cizañero Yago, y a la víctima romántica, Desdémona— en la comprensión del razonamiento de las tormentas pasionales, del "secuestro emocional" de colores, matices, gradaciones, primaveras, tsunamis y deforestaciones en Las penas del joven Werther.

No hay recetas que resuelvan esos "dolores" ni esas "dichas" intempestivas, pero las investigaciones psicofisiológicas, sociales, neuroquímicas, filosóficas, religiosas, etc., nos ayudan a comprender los procesos internos en el cuerpo, mente, espíritu y energía, en esa interacción cuerpo mente —psicosoma— vinculada al universo y la infinitud desconocidos.

Creemos conocer a una persona por su apariencia física, actitudes y conducta, que apenas nos pueden mostrar algo y ser un punto en su conformación de sujeto condicionado por su grupo familiar sociohistórico. Por lo general, sus creencias y prejuicios salen a flote al verse sometido a emitir juicios valorativos ante hechos sensibles o comunes que "alimenta" la sociedad de "perdedores y ganadores" o la ley del más fuerte o "todas a una".

Por lo general, las mujeres con dependencia emocional del amante o esposo son mal vistas. Incluso la propia madre o abuelas las agreden porque creen que se lo merecen. En realidad, el aguantar golpes se ha naturalizado, pero el que ella tome la decisión de acostarse con otro y salir preñada es un duro golpe para la imagen de la familia o el esposo que se negaba a darle el divorcio. Casi que a las mujeres nos han enseñado la actitud suicida del aguante, de convertirnos en mártires, bolsas y heroínas o dejar la "salvación" en manos del celópata machista.

Se habla mucho del quererse a sí mismos, del amor propio, la confianza, comunicación, el vínculo e intimidad, el reinventar el amor a través de talleres de crecimiento, de no ir en contra de sí mismos, manteniendo relaciones sanas… En clínica, encuentro que las niñas, para sentir afecto de alguien y considerarse mujeres importantes, se embarazan, mientras otras se dejan golpear para ser al menos tocadas por su amante. Veo niñas y niños que se han curtido al golpe, madres que se prostituyen o dejan violar por un pote de leche y otras se venden por amor a su prole. En las historias clínicas, el abuso y la violencia son casos comunes y, de esa pequeña anamnesis, que ni siquiera toca a las familias cercanas ni a los abuelos, se crean mapas de muchas culpas y conservadurismo al guardar esos "secretos de familia".

Amar es también apego emocional y eso es muy incomprendido, porque se han alimentado creencias narcisistas del poder individual, negociaciones egoicas o esa visión del "ganar, ganar". Creo en el cuido de nosotros mismos y de la pareja, del entorno, del aprendizaje de convivir con diferencias personales, autonomía y una buena actitud comprensiva de equipo al lograr o tratar de desarrollar la amistad. Y hasta valen los arrebatos de mandar todo al fin del mundo y quedarse en casa practicando el culto de no hacer nada.

 

Rosa Anca


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