Maestros cocuyeros: Patrimonio vivo de Venezuela

Intereses económicos pueden atentar con la cultura productiva de estos artesanos

Maestro cocuyero, Domingo Guaidó.

 

04/08/23.- En el más antiguo testimonio de su ancestral historia, en el Popol Vuh, los maya-quiché dejaron anotado: “Bebida fermentada de dioses”.

Primero, dominaban  los procesos de fermentación y la mención de quemar a sus dioses espinas de maguey muestra que también habían alcanzado este nivel de conocimiento en cuanto al uso de dicha planta. Aunque, desde luego, no se podría afirmar que la bebida fermentada era la obtenida con base en la cabeza del maguey o agave y la tomaban en los remotos tiempos del pueblo maya.

La literatura náhuatl más antigua, que corresponde al territorio mexicano hacia donde se  extendió, recoge numerosos testimonios del agave, pero no sólo de su  existencia sino que de él se elaboraba un tipo de licor. Igualmente, en dicha literatura se informa  que del maguey no sólo se extraía licor sino otros productos entre los que sobresalen los tejidos.

Por ejemplo, de los usos que le daban al maguey se dice: “Tejen, hacen preciosas mantas bordadas, preciosos faldellines bordados, tejen los entrelazados que llaman mantas de tigre, faldellines y camisas recamadas” (Civrieux en: Querales, R. 2015: 24).

Existen sujetos con las habilidades ancestrales, maestros cocuyeros, que han demostrado por siglos la calidad de sus destilados (fermentados) nativos. Un reducido grupo de funcionarios públicos, que desconocen el valor patrimonial de estas técnicas, aliados a sectores económicos, atentan contra la tradición y la cultura productiva de estos artesanos, que están definidos como protagonistas del proceso histórico del manejo, uso y transformación del Agave cocui (conocido popularmente en Venezuela como cocuy).

La materia prima, el agave.

 

Mafias de grandes destilerías pretenden sustituir esta antigua tradición y estos conocimientos con requisitos y reglamentos de perfil industrial.

Son los maestros cocuyeros, como patrimonio viviente, quienes pueden hacer uso de la regulación de esta actividad, porque son los que están tradicionalmente ligados al territorio y a ese proceso histórico de nuestra civilización, esto lo contempla la Ley; al reconocer los bienes tangibles, intangibles, naturales y culturales, tipificar su protección y, muy especialmente, distinguir a los sujetos generadores de esa cultura, los descendientes directos de ese legado, los campesinos y campesinas, productores artesanales denominados maestros cocuyeros. Además,  de preservar todo espacio de reservorio natural y ancestral, principal patrimonio de los herederos y cultores del territorio del semiárido de Lara y Falcón.

En Venezuela, se reconoce al Cocuy como parte del Patrimonio Natural, Cultural y Ancestral del país. Del Agave cocui se obtienen: alimentos, fibras, azúcares y se destila el cocuy de penca, el licor más representativo de esta tierra 100% agave, similar al mezcal y al tequila. Desde siempre, la producción y procesamiento de esta planta ha formado parte del quehacer de los descendientes directos de los Ayamanes.

La cultura tiene una relación intrínseca con el entorno social y familiar en que se desarrolla la vida humana, por lo tanto establece sus expresiones en los espacios geográficos, la cultura es el pueblo y su entorno, es por ello que para cumplir como Estado-Nación con la protección del patrimonio cultural, ancestral y natural del agave cocui-cocuy hay que proteger a los portadores de ese conocimiento ancestral que se ha transferido de generación en generación hasta nuestros días, para la continuidad y permanencia en el tiempo de esta manifestación y actividad productiva, es imperativo entonces la protección, de nuestros maestros cocuyeros, sus familia y sus entornos naturales, muy a pesar de los intentos legislativos y la aprobación a principios de este año de la: Ley para la Protección y Promoción de la Producción del Agave Cocuy, del Cocuy y sus Derivados Artesanales, por parte de la Asamblea Nacional, todavía no se ha saldado la deuda social, y por el contrario se abren brechas peligrosas para una posible industrialización que devore y avasalle la producción artesanal y la cultura ancestral, sus territorios y sus pobladores, continuamos por el camino rojo de esta tierra con su gente irredenta en el legado de nuestros abuelos, en resistencia seguimos como pueblo.

 

CARLOS GÓMEZ / FOTOGRAFÍAS: JESÚS ARTEAGA / CIUDAD CCS


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