Caraqueñidad | Feliz cumpleaños al sonero 

Rodrigo Mendoza: un sonero forjado entre el rock, la gaita y la percusión

21/08/2023.- Recientemente, por petición de un hermano de la vida, nació esta semblanza-crónica y ahí va nuevamente, porque el pasado 15 de agosto de 2023 su protagonista cumplió 71 añitos... y sigue alzando su voz. ¡Uy, uy, uy!

 

Preludio

Pensé que sería muy fácil cumplir con esta entrega, a pedido de un hermano de la vida, José Manuel Serrano, quien de alguna manera está dando un abrazo de reconocimiento al gran cantante venezolano Rodrigo Mendoza.

Tampoco es que la pesquisa se volvió cuesta arriba, pero sí de mayor demanda que la prevista. ¿Por qué? Porque, sin ánimos de comparar, se trata del sonero venezolano al que considero más versátil. Y no es que él lo pretenda ni que yo trate de imponer estigmas. Para mí es así, con el debido respeto a otros excelentes soneros que forman parte de la élite cantoral salsera de la mata criolla. Son opiniones...

En plena investigación, la cosa se puso mejor, porque hay otros tantos músicos, coleccionistas, locutores y melómanos que coinciden con mi apreciación. Espero agraden y sean de utilidad estas líneas, maestro del canto, don Rodrigo Mendoza, el Señor Sonero.

 

Ensayos

¿Sabía usted, amigo lector, que la salsa logró quitarle al rock y a la percusión el que es considerado, por muchos, el mejor intérprete de la música bailable latina, Rodrigo Mendoza?

¿Sabía usted que, de seguir los pasos familiares, el excelso vocalista se pudo haber dedicado de lleno al digno oficio de la albañilería o la zapatería —como sus hermanos— y quién sabe si jamás hubiese desarrollado su talento musical?

¿Acaso es Rodrigo Mendoza el mejor sonero en la historia de la salsa nacional? Entre una lista de duros del canto y de la clave venezolana siempre han destacado Watusi, Tabaco, Dimas, Perucho Torcat, Calavén, José Rosario, Oscar, Vladimir, Edgar "el Abuelo" Rodríguez, Carlín, Leo, Jorge "Mayito" Arellano, Marcial, Edgar Dolor, Nano Grant, Carlos Daniel Palacios, Joe Ruiz y algunos de la actualidad como Wilmer Lozano y otros tantos... No ha habido tarima que ellos no dejen echando candela. A todos, nuestros respetos.

No obstante, consideramos que lo de Rodrigo Mendoza es especial. Por su dominio de los diversos registros que, aunque pueden asemejar a otros cantantes, son auténticos. Su adecuación a cualquier agrupación y su amplio y casi perfecto abanico de notas le permiten pasearse de tonos agudos a graves; de son o de montuno a bolero, de gaita tradicional a tamborera, de guaracha a guaguancó. Versiona sin intención ni necesidad de imitar porque iguala o supera al original…

Su timbre, como solista y en los coros, identifica en cualquier escenario la cadencia de su acrisolado canto zuliano-caraqueño, de su venezolanidad salsera… Por eso, ¡Óyelo que te conviene! (Esta es una versión, con Bailatino, en la cual muestra sus dotes de gran sonero. Dicta una clase maestra acerca de cómo se canta salsa dura, cómo se sonea).

 

Decisiones

Cuando, junto a sus padres y hermanos, llegó a Caracas, para asentarse en el 23 de Enero, y casi de inmediato en Macayapa, allá arriba, bien alto, en Los Frailes de Catia, Rodrigo quizás ya se imaginaba triunfando en el ambiente artístico, pero no se había decidido entre el canto y la percusión. Una tumbadora era su pasión.

"Tú gustas de la percusión, pero ella no gusta de ti. Cada vez que te pongo un ejercicio para que toques, no tocas, pero tarareas el ritmo. Y lo haces muy bien. Así que olvida esa tumbadora y dedícate a cantar"… palabras más, palabras menos, le dijo el maestro musical, director de orquestas y hacedor de figuras de la salsa, don Nico Monterola. Recomendación que hoy no solo debe agradecer Rodrigo Mendoza, sino el mundo entero. ¿Ustedes se imaginan la clase de sonero que nos hubiésemos perdido? Posiblemente, la percusión tuviese un buen conguero, pero ¿dónde hubiese quedado tanto talento vocal? ¿Dónde andarían Maibá, El borracho, Fanfarrón, Te hice mujer… y miles más?

Eso fue a inicios de los años setenta, allá en Los Frailes. Monterola había acondicionado un local como oficina de su naciente orquesta La Renovación —previamente había dado los primeros pasos de lo que luego fue la Dimensión Latina—. Allí sucedió el episodio de la gran decisión.

Entonces, Rodrigo hace vida musical con un grupo muy bueno, pero sin recorrido profesional, liderado por Manuel "el Chofer" García, en la zona del Mirador de Los Frailes, donde también destacó la presencia de Rhay Herrera. De esos días, queda la experiencia de un hermano de Rodrigo, Carlitos, quien mostró un excelente timbre, aunque, a decir de los expertos, se ponía ronco muy rápido y eso le restó oportunidades.

Me sorprendió verlo cantar con la Caribbean Boys, cuando alternaron con nosotros (La Renovación) y con el Gran Combo en La Guaira. No dudo de que es el mejor cantante salsero del país. Maduró una voz bastante pesada. Ya no tiene la voz chillona de sus inicios.

Esto aseveró Monterola, en coincidencia con muchos expertos. También aseguró:

Rodrigo interpretó un tema mío llamado Sonero de cuatro esquinas, que nadie lo hubiese cantando mejor. Extraordinario. Es una persona que sigue siendo él mismo, sencillo, llevadero. No tenemos mucho contacto, pero, cuando nos vemos, el cariño es el mismo.

 

Permiso para cantar

Por el innato talento que mostró desde su llegada al barrio, cantando gaitas, fue captado por el baterista Ray Herrera, del sexteto Los Zeniths, donde dio unos de sus pasos iniciales Rodrigo Mendoza como cantante de música latina bailable, junto al Mocho Rafael, Freddy "Bembón" Bogado, guitarrista; José Torres, bajista; dirigidos por Julio César Villasana, quien ejecutaba el órgano. Herrera explica que de los cincuenta bolívares que cobraba cada músico, cinco eran para Rodrigo, quien se acreditaba veinticinco bolívares por toque.

Expuso:

Yo le sacaba permiso con sus padres para que los dejaran ir a cantar a él y a su hermano Carlitos. Esas voces talentosas. Un timbre privilegiado parecido a doña Mayra Martí. No femenino, sino exquisito. Y desde entonces [tenemos] nuestra relación a través de la música, siempre con mucho respeto.

El propio Herrera, como secretario de cultura de la zona, montó La Descarga, de Los Compinches, donde cantaba Miguel Araujo y de vez en cuando alternaba Rodrigo, porque ya estaba en Los Satélites.

Cantó además con Man Álex. "Así se llamaba ese grupo que también le abrió cancha a Rodrigo en esos inicios. No era Manuel y sus muchachos. Era Man Álex…", expuso el maestro baterista, aún activo, quien también halaga la calidad vocal de Mendoza.

Por cierto, eso de pedir permiso a los padres ante cualquier decisión —valores hoy casi en peligro de extinción— se puso de manifiesto cuando el trompetista Gustavo Zambrano (+) lo recomendó con Los Satélites y lo mismo sucedió cuando Rodrigo iba a debutar con la Dimensión Latina.

 

Apóstol de la humildad

Roberto "el Continental de la Salsa" Rodríguez (locutor, coleccionista, melómano):

Mi primera imagen de Rodrigo Mendoza es la canción Fanfarrón, pienso que por una diatriba con Oscar D' León. Cada uno en su estilo y en lo suyo. La de Rodrigo es una voz privilegiada y que gustó desde siempre.

En esos años setenta, recuerdo que viajó a Estados Unidos con la Dimensión Latina y el impacto en esa exigente plaza de Nueva York no la causó la orquesta,ni Andy Montañez, que venía del Gran Combo, sino Rodrigo con su estilo. Fue deslumbrante. Aún brilla.

Además, su personalidad, con la humildad a flor de piel, pude corroborarla. Una vez se presentaba en Bongós, en Las Mercedes, el local del gran amigo, tristemente desaparecido, Rufo John. Allí conversé con Rodrigo como si nos conociéramos de años. Destacó su amabilidad y su sentido del humor. Le pedí nos complaciera con una de sus piezas emblemáticas, Maibá… y luego de reírse a carcajadas, espetó: "Estás loco, vale. Ya no llego a ese tono". (Risas).

Hablando de tonos y de humildad, el propio Rodrigo, sin mezquindades ni ápice de complejos, reconoce que aprendió a afinar la voz gracias a consejos de sus grandes amigos y colegas Nano Grant, Freddy "el Bembón" Bogado y Orlando José Castillo "Watusi", quien lo reconoce como el Señor Sonero.

 

Lealtad desde siempre

Salvador García, el Supersónico de la Salsa, fundador de Asocosalsa, destaca que luego del éxito de Rodrigo en el Madison Square Garden le llovieron ofertas, entre las que destacó la de La Típica 73, pero la rechazó, so pretexto de que nunca se iría de la Dimensión Latina, donde estaban no solo sus amigos, sino sus hermanos de vida…

Pero por vueltas de la música, tiempo después, junto al pianista Chuíto Narváez, funda La Amistad, de gran impacto en el gusto salsero.

A decir de García, ha sido una productiva carrera la del vocalista zuliano-fraileño, que lo ha llevado a compartir tarima también con Héctor Lavoe, Tito Gómez, Luis "Perico" Ortiz, Oscar D' León, La Salsa Mayor, los Generales de La Salsa, César Monge y su Pandilla, Rumberos del Callejón, entre otros. Siempre marcando la diferencia en el manejo de los tiempos y su soneo, lo que lo ubica, sin dudas, entre lo máximo del patio.

 

Un fullero salsero

Joel "Pibo" Márquez (músico, percusionista):

Aunque ya lo conocía por su interpretación de Maibá, fue muy emocionante alternar por vez primera en un toque de gaitas. Siempre me pareció increíble su tonalidad. Muy melódico, afinado y a la vez metálico, con su registro de notas altas con cuerpo. En El Ánfora de Oro lo vi con Los Fulleros, con Daniel Alvarado y Jorgito "Fullerito" Medina. Impresionante verlo con su capacidad cantando una gaita que iba pasando a tamborera y luego a gaita-salsa. Después hicimos trabajos con la Descarga Criolla. Me grabó un tema que aún está guardado esperando su momento. Faltan unos detalles técnicos. Rodrigo es una referencia importante de la canción en Venezuela. Aunque internacionalmente suena entre los salseros duros, se merece mucho más reconocimiento.

 

Mucho melao

Fidel Antillano (director del Combo Antillano):

El registro de la voz de Rodrigo es sencillamente único. Tanto que su talento es bien ponderado entre personajes importantes de la música dentro y fuera del país.

El compositor Johnny Ortiz, autor de Lluvia de tu cielo, de la Raza Latina le da cabida en la orquesta Taiborí. Destaca, además, en infinidad de coros con grandes grupos y cantantes como Tito Nieves o Gilberto Santa Rosa, con quien, en compañía de la Sonora Sanjuanera, hizo el tema La rumba no se acabó.

En una entrevista en la revista Swing Latino, Héctor Lavoe elogia a Rodrigo, quien lo conoció en sus viajes con la Dimensión Latina. Hubo una buena amistad. Además de su faceta como solista, la de Rodrigo es una de las voces que identifica los coros venezolanos en el exterior, así como Yayo El Indio es Nueva York. Donde destaca Rodrigo con su voz en el coro, el melómano dice: "Eso es Venezuela".

Hizo trabajos con Naty, Hildemaro y el Combo Antillano. Su oído es privilegiado. Cuando grabo los coros, debo tener un piano para orientar las diferentes voces. Con Rodrigo no hace falta, porque tiene una afinación certera. No falla su educado oído. Igual que Cheo Valenzuela o Miguelito Araujo.

 

Sin comparación

Crisanto Romero (músico y coleccionista):

Hablar de Rodrigo Mendoza es hablar de lo máximo entre los soneros venezolanos. No hay que compararlo con nadie. Su registro, naturalidad, variación de ritmos con dominio es único. Además, supo hacer de una adversidad su punto de impulso para demostrar que las zancadillas son para superarlas. Mostró madurez, seriedad y dedicación. Venezuela y el mundo saben de su gran condición humana, fuerza de voluntad y profesionalismo. Su voz y proyección no tienen límites. Por eso, para mí, es el mejor.

 

Humor excepcional

Pecle Alcalá (La Charanga 90):

Recuerdo que, al salir de un toque en Puerto Cabello, donde Rodrigo fue nuestro solista, abordamos un bus que se quedó accidentado en un tramo muy peligroso de la autopista. El gruero que nos asistió recomendó montarnos todos en esa unidad debido al riesgo que representaba quedarse en aquel sitio a esa hora de la madrugada. Veníamos apiñados, unos arriba de otros. Y Rodrigo rompió el estrés: "El pavoso como que soy yo. Primera vez que me invitan y mira lo que sucedió". (Risas). Afortunadamente, no hubo nada que lamentar.

"Tremendo cantante, compañero y amigo es ese caballero", afirmó el joven flautista.

 

Apoyos vocalistas

El exitoso camino de Rodrigo lo ha llevado a cumplir compromisos, en coros y solos, con mucha gente de alta factura. La página de Asocosalsa registra, entre otros: con Changuito, Telegrafía sin hilo (2006); Naty y su orquesta, 25 aniversario (2008); el Combo Antillano, Háblame de melao (2008); Víctor Quintana, Pa que bailen, (2008); Los Rumberos del Callejón, De la nada (2008); Elio Pacheco y su orquesta, 50 aniversario (2008) … Previo a lo reseñado, y desde entonces, no ha detenido su arrolladora marcha.

 

Voz oficial: hombre de familia

Cuando sus padres Laurencio Antonio Mendoza y doña María Graciela Aceituno de Mendoza (ambos difuntos) dejaron Maracaibo en busca de superación en la capital del país, poco o nada podían vaticinar el éxito y la fama que iba a adquirir, gracias al dominio de sus cuerdas vocales, el mayor de sus nueve retoños, Rodrigo, a quien le suceden en orden cronológico Iris, Jorge (+), Carlos, Esther, Julio, Gerardo, Beatriz y Vivian.

Esa prolijidad la replicó en su primer matrimonio con sus hijos Giovanni Alberto, las gemelas Yenalvis y Yenaidis (fallecida de niña esta última), Marvin Rodrigo (honor a Marvin Santiago), Ronan Rodrigo y Greidi, y de su segunda unión con Iraima Hidalgo (+) nacieron Zurinán y Adriana del Valle.

A decir de Zury —diminutivo—, Rodrigo no solo es un gran padre, sino un excelente abuelo, que sabe repartir por igual el cariño y sus buenos consejos entre sus hijos, sus veinte nietos y sus siete bisnietos. "Además, es el esposo que toda esposa desea, según mi mamá, que fue la que con su amor incondicional logró la unión de todo el grupo familiar. Fue un premio para ella", expresó emocionada.

Continúa: "A finales de los años sesenta, su compadre, el bajista Rolando Alfonzo (fallecido en 2020 por covid) inició formalmente a mi papá cantando rock con el grupo Fermentación, en Altavista, Catia". Ese fue el verdadero comienzo de Rodrigo como vocalista.

En sus días iniciales en Los Frailes, Rodrigo y sus hermanos, con Juventud Gaitera —financiado por su propia madre, de quien dicen cantaba muy bien— participaron en varios concursos de manera exitosa, pero sus pretensiones de profesionalizarse casi se materializan con el rock. Irreparable pérdida hubiese sufrido la salsa.

Como buen zuliano le encanta acompañar cada menú con plátano verde y su plato predilecto siempre ha sido el pescado… y aunque es poco dulcero, le encanta el quesillo. Al igual que sus hermanos, fue criado bajo el estricto código guajiro de sus viejos, quienes inculcaron la colaboración en el hogar, desde limpiar hasta cocinar, lo que es un valor de vida. Y, por supuesto, su apego al mar. Las playas de La Salina son escenario de innumerables e inolvidables vacaciones con todos sus hijos…

La intuición materna de doña María Graciela —quien se opuso inicialmente a la devoción de Rodrigo por la música—, más los dotes innatos mostrados por su hijo tanto en la albañilería como en el arte del retrato, la impulsaron a inscribirlo en un curso como asistente de arquitectura. "Un día que no llegó temprano a casa, salieron a buscarlo y lo consiguieron tocando y cantando unas melodías al grupo de profesores. Así se convencieron de que lo suyo era la música", relata Zury, de forma jocosa. Agrega que, en las alforjas de su padre, además de haber un montón de canciones en papel, inéditas, esperando que les den vida musical, también reposa un buen número de retratos de alta calidad, porque ese y ver todos los deportes por televisión son los pasatiempos preferidos de este fiebrúo seguidor de sus "gloriosos Tiburones de La Guaira" (por eso le dicen "Tiburón Mayor"***).

Por sus conocimientos en la albañilería y gracias a un primer cheque de una presentación pública, montó cerca de la quebrada en Macayapa un local para que sus hermanos desarrollaran su oficio de zapateros.

Zury insiste en el estricto carácter de su abuela y asegura: "Cuando La Típica 73 pretendió contratar a mi papá, fue ella la que se negó. No lo dejó. Esa es la historia verdadera", asegura con cierto tono de risa.

Los hermanos de Rodrigo, en algún momento hicieron gaita con Los Caracuchos y él con Los Magníficos, donde compartió con otro de sus amigos soneros, Fernando "El Chino" Suárez (+).

Surgen los nombres de dos productores también influyentes en la carrera de Rodrigo: el Gordo Saverio y Jorge Aguilar, además de los de sus hermanos de la Dimensión Latina, proyecto que hoy lo tiene ocupado y en pleno entusiasmo.

Ha dicho que su momento de consagración fue cuando arrancó aplausos en el Madison Square Garden, cuando se vio rodeado de aquella constelación de estrellas, casi todas figuras destacadas de la Fania. No duda en afirmar que, aunque le gustan los estilos de Tito Rodríguez, Celio González y Justo Betancourt, siente que su mentor es Ismael Rivera, con quien alternó en La Guaira. Allí el Sonero Mayor lo elogió y sembró su inspiración.

Esa inspiración, Zury la identifica en la capacidad de sonear de su padre. "Aunque canta de todo, me gusta más cuando hace boleros. Y más cuando me dedica, entre familia, Plazos traicioneros. Hace un juego indescriptible con su voz y transmite muchos sentimientos", evoca indudablemente emocionada y afortunada, porque "es un privilegio y enseñanza de vida cuando no te arrullan con canciones de cuna, sino con boleros y salsa".

El hecho de haber pegado casi todo lo interpretado dificulta la escogencia de sus mejores logros; porque son muchos temas. De su autoría, Te hice mujer es casi un himno; y Rumberito, un tributo a Ismael Rivera. Además de varias suyas en voz de otros intérpretes: Se acabó el silencio, que canta Oswaldo Román; Amigos, cantada por Gonzalo Díaz, y Sobreviví, interpretada por Wilmer Lozano; estas tres últimas, con los Rumberos del Callejón.

 

Presente y futuro: "encore"

Rodrigo Mendoza del pasado hizo su escuela. Con ella guio de manera exitosa, en sus más de cincuenta años de carrera artística —incluyendo pasantía como productor radial— a su familia y a todo aquel que buscó su apoyo.

Hoy, aferrado a la fe en su "Carpintero" —como identifica al Nazareno de San Pablo— y la Virgen del Valle, y con apoyo de sus hijos y la música, recobra fuerzas. Su pacto de amor eterno, sellado a primera vista, con su amada "gocha" Iraima, hace 42 años en una fiesta en el Círculo Militar, se vio interrumpido por decisión del Altísimo. Ella cambió de plano. Él se reinventa…

En el retrovisor, diminuto como es, quedó la diatriba entre Huele a Quemao y Fanfarrón, porque afortunadamente el futuro, el parabrisas, luce inmenso, despejado, promisorio y anuncia que La Rumba no se acabó, por eso, aún y por siempre Suena el cuero.

Pa’lante sonero… Siga escribiendo, cantando, dibujando, respetando al público y defendiendo el talento nacional y su bandera… Usted, maestro sonero, como parte de la Dimensión Latina, ya es Patrimonio Cultural de Caracas y más… ¡Uy, uy, uy!

Feliz 71 años...

 

Luis Martín

 

*** Este Tiburón Mayor es amante del retrato, del deporte y de sus nietos.


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