Historia viva | La música como narradora memorial
23/08/2023.- Mientras mi padre, boticario, en los pocos momentos de ocio, silbaba la melodía —que en las tardes se confundía con los trinos de las paraulatas llaneras— de la serenata de Schubert, nunca imaginé que mi destino sería analizar los fenómenos humanos relacionados con la historia, que la política se podía historiar como lo hizo Chávez, y, menos aún, que la música pudiera historiarse políticamente como lo ha hecho el maestro Diego Silva Silva.
Hace un poco más de diez años, llegó a mis manos un disco titulado Testimonios sonoros de la libertad, dirigido por Silva Silva —musicólogo, investigador, compositor y director de orquesta— y producido bajo el auspicio de Pdvsa La Estancia. Aquello fue descubrir una pequeña ventana desde donde oír la música revolucionaria que acompañó a mujeres y hombres que hicieron posible la gesta de independencia, liderados primero por Miranda, en los inicios de ese proceso desde 1810, y luego bajo el comando del Libertador Simón Bolívar.
Hace poco me encontré con Silva Silva y me describió brevemente la historia del hallazgo de esas partituras que hicieron posible recuperar aquellas canciones que animaron a los patriotas hace más de doscientos años y que, para nuestra fortuna, aún hoy, en tiempos de Revolución Bolivariana, sus letras y testimonios sonoros siguen vigentes.
La memoria de Diego Silva Silva se remonta a comienzos de los años noventa, cuando remodelaron la Escuela de Música José Ángel Lamas, cuyo patrimonio estaban destruyendo. Por suerte, recogió de un montón de papeles las partituras que constituyen un tesoro histórico. Este luego fue restaurado por un equipo que Silva Silva coordinó y que dio forma a una investigación de hondura musical y política, por cuanto fue parte de nuestra historia patria, afortunadamente recuperada gracias a la "orquestación" de distintas voluntades, entre quienes podemos nombrar al también músico Ignacio Barreto, entonces director del Archivo Audiovisual de la Biblioteca Nacional; Belén Ojeda, directora coral, y otras personas, quienes hicieron posible abrir aquella lumbrera histórica de la música patriótica del siglo XIX.
Pero esta historia no se terminó con Testimonios sonoros de la libertad, sino que quedaron en los tinteros de las imprentas otros hallazgos que dan continuidad a esa primera investigación. En la restauración histórica de aquellos papeles había más canciones patrióticas, además de la música especialmente concebida para las honras fúnebres de Bolívar en 1842, cuando sus restos regresaron a Caracas, según su deseo testamentario.
Los contenidos de las letras de esos trabajos describen a la perfección el fervor revolucionario de un proceso de la independencia que tuvo la intensidad del concepto de Bolívar, al definir la república radical que acabó con trescientos años de dominación española.
La canción patriótica, contenida en ese trabajo, fue convertida en himno nacional de Venezuela durante el mandato de Guzmán Blanco, en 1881. Es una de las contenidas en esa producción donde fueron recuperadas partituras de músicos que ya conocían los especialistas, pero que deben ser conocidos por todo el pueblo venezolano. Entre otros autores estaban Lino Gallardo, Juan José Landaeta, Juan Francisco Meserón, Atanasio Bello Montero, José María Isaza, José Lorenzo Montero y José María Osorio.
Así que a estos testimonios les queda mucha carrera por recorrer en la comprensión histórica de nuestro pasado para reconocernos hoy como pueblo soberano, pero para ello hay que escucharlas en las radios, promoverlas en las pantallas de televisión y desplegarlas en las redes sociales. Hacer de ellas banderas que animen a las masas hacia su emancipación.
Sin embargo, el maestro Silva Silva mantuvo su "sable" musical desenvainado cuando en 2018 el Centro Nacional de Historia publicó El pentagrama y la espada, pleno de contenidos y análisis de las canciones patrióticas del género sinfónico coral de inicios del siglo XIX, que nos permite comprender la función de la música en la gesta de independencia. Es lo que hemos aprendido desde que Chávez tuvo la "osadía" de historiar la política y ahora la música recuperada por Silva Silva se convierte en una "amenaza inusual y extraordinaria".
Mas en las alforjas investigativas de Silva Silva se guardan novedades por conocer sobre asuntos político-musicales más longevos. Tal es el caso de Las músicas de las Cortes de ultramar, que con seguridad guarda una batería de conocimientos que nos permitirá comprender la genealogía de lo que escuchaban los invasores y cómo la música fue usada para encantar a nuestros pueblos originarios, por aquella vieja conseja del imperio de la lengua más que de las armas, como lo recomendó Antonio Nebrija a los Reyes Católicos en 1492.
Hoy los conquistadores no han descansado y por eso Silva Silva vuelve su espada musical en un reto ético que es de justicia para la salud cultural de nuestros jóvenes, en la lucha contra el grotesco reguetón y otros traps sucios de la música comercial neocolonizadora. Pero ese tendrá que ser otro capítulo de esta Historia viva.
Aldemaro Barrios Romero
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