Hablemos de eso | "Proveedor confiable y seguro"

27/08/2023.- El fracking o fracturación hidráulica es una técnica para extraer un tipo de hidrocarburo que a veces llaman "petróleo de esquisto". En realidad, no es petróleo, pero sus propiedades como combustible son similares. Hoy en día, los productos del fracking se contabilizan como petróleo. La técnica implica utilizar y contaminar grandes volúmenes de agua y destruir inmensas cantidades del lecho de rocas, por lo que es considerada altamente peligrosa para el ambiente.

No obstante, el ingente daño ambiental que significa, en Estados Unidos se extendió el fracking, sobre todo a partir de 2010, justo durante la gestión del "ecologista" Obama. ¿La razón? Las reservas petroleras de aquel país estaban en franca declinación, por lo que dependía en forma creciente de las importaciones, ya que el petróleo es algo así como la sangre del sistema.

El fracking generó un repunte en la producción petrolera de los Estados Unidos. De importadores netos se convirtieron en exportadores netos, es decir, venden al exterior más que lo que compran. Tomando la información de Datosmacro, en los años setenta del siglo pasado la producción petrolera promediaba más de nueve millones de barriles diarios; en los ochenta el promedio fue cercano a los 8 millones y desde entonces estaba descendiendo hasta llegar, en el año 2000, a 5 millones 822 mil. Así se mantuvo en declive hasta que empezó a recuperarse en el año 2012, cuando asciende a 6 millones y medio de barriles. En el año 2022 alcanzaba a 11 millones de barriles. Hoy Estados Unidos es el mayor productor de petróleo del mundo.

La idea de que Venezuela sería "un proveedor confiable y seguro", en realidad indispensable para los Estados Unidos, se quebró en sus bases, al menos en el corto plazo. El bloqueo petrolero que hemos sufrido ha sido posible por ese quiebre. Están extrayendo el petróleo suficiente dentro de sus fronteras y esa fue la oportunidad para arremeter contra Venezuela, su pueblo y su gobierno, esperanzados de quedarse con la torta mayor de nuestras reservas.

Porque las reservas son una palabra clave. Mientras en Estados Unidos las reservas son de alrededor de 37 mil millones de barriles (lo que al ritmo actual de producción supone una duración de menos de nueve años), las reservas venezolanas de petróleo son de alrededor de 300 mil millones de barriles (suficientes para extraer petróleo durante más de doscientos años a un ritmo de 3 millones de barriles diarios).

De acuerdo con distintas fuentes existen entre 1,5 y 1,7 billones de barriles de petróleo extraíble, eso que llamaremos reservas mundiales de petróleo. Como aquí solo pretendemos dar una idea, tomemos la primera cifra, es decir, 1,5 billones de barriles. Y para que podamos sacar juntos las cuentas, aclaramos que esa cantidad es 1.500.000.000.000. El consumo anual actual de petróleo en todo el mundo ronda los 100 millones de barriles diarios, esto equivale, grosso modo, a 3650 millones de barriles de petróleo al año. Si dividimos el petróleo que se estima en las reservas entre el consumo, esto nos da que queda petróleo para unos 41 años. Por supuesto, consumiendo al mismo ritmo y si no hay nuevos hallazgos de reservas. Otras fuentes señalan que las reservas petroleras mundiales alcanzarían para entre cincuenta y cien años. Demos por cierto que quedan reservas de petróleo en el mundo para unos cincuenta años, mientras que en Venezuela y Arabia Saudita estarían los últimos yacimientos por agotarse.

La angustia de sustituir el petróleo como principal recurso energético proviene de los pronósticos sobre su agotamiento, más que de una genuina preocupación ambiental de los líderes europeos o norteamericanos. Sus comportamientos pueden explicarse mejor así. Entiéndase bien, en efecto, el consumo energético creciente del mundo capitalista es insostenible y pone en riesgo la vida en el planeta. Los poderes dominantes, sin embargo, piensan más en ganancias.

Para nosotros es ya suficientemente evidente la necesidad de diversificar nuestra economía y nuestras exportaciones. Es indispensable, pues queremos ser una nación soberana. Pero también tenemos, con la misma urgencia, que desarrollar una perspectiva petrolera sobre bases más realistas. Ese es un asunto de todas y todos.

 

Humberto González Silva


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