Cine para llevar | Disparen a matar, clásico venezolano

El largometraje de Carlos Azpurua fue estrenado en 1990


01/09/2023.- Hace poco vi una entrevista del actor Jean Carlo Simancas con el periodista Luis Olavarrieta y recordé uno de sus mejores trabajos, aquel que realizó en la película de Carlos Azpurua Disparen a matar. La cinta que se estrenó en los años noventa puede tener varias lecturas relacionadas con el contexto político y social de aquella época, y, sin embargo, siempre me ha gustado verla bajo otra perspectiva, más personal.

En el largometraje, un periodista (Jean Carlo Simancas) intenta hacer lo que considera correcto sin apoyo. Ni su esposa, ni el medio de comunicación donde trabaja, ni la sociedad avalan su forma de conducirse en un mundo que a todas luces es hostil y cínico.

Al mismo tiempo, una madre (Amalia Pérez Díaz) camina hacia un destino que parece un laberinto y se erige en heroína de una causa perdida. A excepción de Santiago (el periodista interpretado por Simancas), la mujer está sola en su lucha ante la injusta muerte de su hijo.

Muchos podrán decir que esta película habla de un entorno social particular y unas circunstancias estrechamente relacionadas con la actualidad de los años noventa en Venezuela y de seguro tendrán razón. Sin embargo, el tema esencial podría definirse en una pregunta que para algunos seres humanos no puede pasar desapercibida: ¿por qué elegimos hacer aquello que creemos correcto aun sabiendo que no generaremos buenos resultados?

La respuesta es compleja. En la película podemos ver una perspectiva sobre este cuestionamiento.

El sentido de nuestras acciones y el objetivo personal de cada individuo no tienen nada que ver con los resultados externos que podamos generar.

Para algunos hacer lo que creen correcto tiene mucho más mérito que crear cualquier tipo de bienestar siguiendo el camino fácil.

En Disparen a matar los personajes protagonistas se plantearán la posibilidad de persistir en sus objetivos (en apariencia, causas perdidas) o dejarlos de lado.

La cinta plantea, quizás sin querer, que a la vida vinimos a encontrar aquello que nos da sentido, por más insólito que parezca. Solo por eso vale la pena vivirla.

La película, que cuenta con personajes antagónicos notables interpretados por actores de primera línea (Miguel Ángel Landa, Daniel Alvarado, Flor Núñez), crea la atmósfera perfecta que no solo nos hará pensar en una circunstancia histórica, también (y por eso fundamentalmente la película sobrevive) nos obliga a preguntarnos si seremos capaces de movilizarnos por lo que queremos o el miedo nos impedirá seguir adelante.

Los personajes protagonistas deciden en diferentes oportunidades continuar caminos que los obligarán a enfrentarse a las limitaciones de un mundo que no está hecho para los disidentes.

Ambos, la madre y el periodista, se enfrentan a un contexto donde pueden perder, ya que lo único que los asiste son sus razones y principios. Sin embargo, la convicción termina siendo más fuerte que todo lo que les rodea.

¿Por qué elegimos hacer aquello que creemos correcto aun sabiendo que no generaremos buenos resultados? Tal vez porque es el único modo en que nos sentimos coherentes, podemos definirnos a nosotros mismos y reafirmar nuestra identidad.

"Las ideas no tienen que ser iguales, pero los sentimientos sí" se dice en este largometraje escrito por David Suárez, una verdadera obra de arte del cine venezolano que sobrevive el paso del tiempo, por las emociones universales que convoca y las interpretaciones de todos los actores involucrados.

Cuenta también con la participación de Dora Mazzone, Héctor Mayerston y Víctor Cuica.

Luisa Ugueto Liendo

@cluisaugueto


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