02/09/2023.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) es el organismo financiero multilateral que tiene como principal propósito convenir la asistencia crediticia y técnica a los países miembros que presenten obstáculos para cumplir con el mantenimiento que permite el equilibrio contable de la balanza de pagos. Tal parece que el FMI canceló ese precepto, cuando desangra y hace sufrir, a lo largo del tiempo, a América Latina. Recordemos, por ejemplo, que el sometimiento a la deuda acumulada —que actúa como freno decisivo a cualquier posibilidad de desarrollo económico y social— es una desigualdad permanente que configura el actual orden económico mundial.

Sin embargo, casi todos los países de América Latina, en sus relaciones con ese ente crediticio, están sometidos a un desangramiento producto de los efectos de dos shocks: la pandemia y el conflicto bélico provocado e injustificado por Occidente contra Rusia; y un tercer shock, el de las condiciones financieras mundiales actuales que se tragan el capital de los países pobres, los cuales se ven condenados a pagar hasta una cantidad mayor en ocho veces su deuda externa.

En la actualidad, ya no ocurre como antaño, cuando los acreedores enviaban buques de guerra y ocupaban las aduanas del país deudor para cobrar. Ese fue el caso del bloqueo a las costas venezolanas, entre 1902 y 1903, por tres países imperiales: Alemania, Inglaterra e Italia, debido al cobro de deudas y reclamos pendientes durante la administración de Cipriano Castro. El Protocolo de Washington, firmado el 13 de febrero de 1903, suspendió el bloqueo. Ahora con solo enviar una misión del FMI y amenazar con una calificación de riesgo basta para seguir bajo el yugo del ente financiero, que concilia y sigue garantizando con gobiernos sumisos la carga financiera de la deuda externa, un arma para la que no habrá cuerpo de inspectores de la ONU ni derecho internacional que exija su desarme.

La Séptima Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (Mnoal), efectuada en Nueva Delhi en marzo de 1983, fue un gran escenario para luchar por el impago de la deuda externa. El comandante en jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro, se pronunció por la eliminación de la deuda externa por ser matemáticamente impagable.

Mantener la dependencia neoliberal es continuar con el círculo vicioso en que los perdedores son los deudores y el ganador, el FMI. La cancelación de la deuda externa contribuiría a un nuevo desarrollo y equidad social; lo contrario sería continuar con el derroche consumista de la élite mundial, que apunta a la destrucción del medio ambiente y a la eliminación de la vida en el planeta.

Transformar el sistema financiero mundial y el orden económico mundial no se dará por la generosidad de Occidente, sino por los que siguen tomando conciencia y saben que otro mundo es posible. Ya existen posiciones firmes favorables como las del grupo Brics y su Banco de Desarrollo.

J. J. Álvarez