Psicosoma | Día de la niñez

05/09/2023.- Amar, soñar, despertar y seguir bailando la vida me columpia el corazón con los festivales de cualquier género, pero en especial con las fiestas de libros como la Feria Internacional del Libro Costa Rica (FILCR 2023), realizada desde el sábado 26 de agosto hasta el domingo 3 de septiembre por la Cámara Costarricense del Libro. Contó con más de cien stands e invitados nacionales e internacionales.

En el jolgorio nos adelantamos a festejar el 9 de septiembre, el Día de la Niña y el Niño en Costa Rica. Esta fecha fue declarada en 1954 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Pero años antes, en concreto el 12 de julio de 1946, la Junta Directiva del Patronato Nacional de la Infancia de Costa Rica ya había esa iniciativa.

La presencia de frases inspiradoras de escritoras y escritores: "Sin los libros, las mejores cosas de nuestro mundo se habrían esfumado en el olvido", de Irene Vallejo; "Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado en la vida", de Mario Vargas Llosa; "Lo esencial es invisible a los ojos", en El principito de Antoine de Saint-Exupéry. Así se vestían las "calles literarias" de los pasillos, con música, teatro, danzas, visitas masivas de familias los fines de semana y casi todos los otros días también se llenaron del bullicio cantarino de niñas y niños con sus maestras, que nos visitaron contentos de salir de las aulas y vivir experiencias "extramuros".

Fue toda una excursión festiva marcada por esa espontaneidad infantil que nos humaniza. Con ella los adultos dejaríamos de sangrar en seres que no nos causaron ningún mal. Sería tan sanador que esas laceraciones cicatrizaran y no se afanaran más los cultivadores de broncas y agresiones a sentir las heridas del rechazo, el abandono, la traición, la humillación y la injusticia que vivieron en su niñez.

Instamos a todos a descubrir a su niño o niña interno, que está escondido y clama: "¡Help me!".

La promoción del libro y la lectura casi desde el vientre gestaría futuros librepensadores con ese vínculo simbiótico de danzas. "Los colores de las vocales" están en las palabras que arman los destellos vívidos que cada niño y niña dicen al jugar con "los colores de las palabras" que encierran sus nombres. Casi siempre, el azul, el dorado, el blanco y el rojo los asocian con sonidos que los inspiran a crear e identificar o percibir sus nombres con otras miradas y sensaciones que los contentan.

Esa fue la experiencia que tuvimos al jugar con niños y niñas del segundo grado de la escuela de Alajuela Juan Rafael Meoño Hidalgo, con la maestra Kiany Chavarría Oreamuno —linda jovencita que se integra a la animación— en el Salón Violeta, junto a mis compañeras escritoras María Elena Pozuelo, Leda Cavallini y Alba Molina, del stand de la Asociación de Escritoras Costarricenses (ACE).

Siempre la conexión amorosa lectora es inspiradora y con la niñez es un bálsamo purísimo que nos alimenta y energiza en una danza inolvidable, al imaginar los colores de las palabras y sonidos de sus respectivos nombres. Con el sorteo de los libros de las autoras logramos atraer su atención y hasta se nos "olvidó" el calor canicular.

Este microcosmos, sabana humana de grandes avenidas lectoras, nos motiva a compartir y creer en nuestro oficio, a construir ciudadanía y esperanzas de cambio actitudinal y conductual, al poder paladear palabras con todos los sentidos y descubrir otras formas posibles para que se prolonguen en diferentes espacios. Podemos alimentar con más "actos culturales" y festivales en las escuelas y colegios, con la promoción del libro viviente, pues el hecho cultural es un cultivo formativo que urge recrear al despertar libros, al montar escenas, talleres literarios, festivales escolares, intervenciones lectoras de autores…

 

Rosa Anca


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