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El vaticinio de la lucha política

01/06/2024.- En las próximas elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, el pueblo venezolano volverá a dar una lección de lealtad a su candidato Nicolás Maduro. Será la ocasión para volver a sacudirse las pretensiones políticas de la derecha opositora, financiada desde el extranjero, que no acaba de aprender de los errores cometidos. Serios errores cometidos, que merecen castigos por haber generado muertes, destrucción, robo, terrorismo, tensión, miedo, sanciones con medidas coercitivas (bloqueo económico, comercial y financiero), etc. Hoy esa oposición vuelve con ira, con el tono inadecuado, atribuyéndole al gobierno del presidente Nicolás Maduro toda clase de falacias, sin aportar ninguna prueba.

Los dirigentes de la oposición consideraron que después del fallecimiento del comandante Hugo Chávez se aceleraría la caída de la Revolución Bolivariana. Desde entonces, en coyunda con las presiones de la subversión internacional —léase Estados Unidos (EE. UU.) y sus aliados—, han tratado de derrocar al presidente Nicolás Maduro, quien representa todo el proceso político ideológico de Hugo Chávez. El mandatario venezolano ha sido tildado de dictador por el hecho de no someterse a los intereses políticos de la Casa Blanca y sus incondicionales seguidores.

El día sábado 4 de agosto de 2018, los traidores de la oposición derechista activaron un plan para asesinar al presidente Maduro, a la primera combatiente Cilia Flores, al Estado Mayor de la Fuerza Armada Bolivariana y a parte de su comitiva, en la avenida Bolívar de Caracas, mediante un ataque de drones con alta carga explosiva. Gracias a la buena suerte, el mismo terminó en un tremendo fracaso.

Los autores intelectuales de tan siniestro plan —elaborado en Colombia por la CIA, con el visto bueno del otrora presidente de Colombia, Iván Duque— fueron los furibundos opositores Julio Borges y Juan Requesens. Ese día, Maduro enfatizó:

Este sábado sobreviví a un intento de asesinato y si estoy acá es porque mi vida les pertenece a los venezolanos, a este país. Yo daré todo por la patria, solo pido por la paz y la unión cívico-militar. La verdad seguirá aflorando.

El presidente Maduro, como máximo representante del Poder Ejecutivo nacional y comandante en jefe de la Fuerza Armada Bolivariana, ha sabido esquivar dificultades, conspiraciones, golpes de Estado, intentos de magnicidio, guerra económica y todo tipo de trampas, bajo la responsabilidad del extinto autoproclamado Juan Guaidó, el usurpador por voluntad del expresidente de EE. UU., Donald Trump. El tullido Guaidó nunca supo que su caricatura de presidencia estaba viciada de nulidad. El artículo 138 de la Constitución de República Bolivariana de Venezuela establece que: "Toda autoridad usurpada es ineficaz y sus actos son nulos". Por ello, Guaidó se hace enjuiciable con todo el rigor de la legislación penal.

Para las elecciones del 28 de julio de 2024, Maduro es el mejor candidato y más conocido por el pueblo venezolano, que puede depositar su voto bien fundado. A los opositores los volverán a engañar con el sustituto de Guaidó, Edmundo González, el candidato pagado, plagado, apagado y manipulado por María Corina Machado. El pueblo venezolano ya no es el mismo de la Cuarta República. Está capacitado para entender su derecho a votar y a elegir, e igualmente lo está para vaticinar quién ganará las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024.

 

J. J. Álvarez


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