“Los poetas somos eminentemente pájaros”

Entrevista a Leonardo Gustavo Ruiz, homenajeado en el 18° Festival Mundial de Poesía

Leonardo nos invita a la cercanía con los elementos que componen el existir.

 

08/07/24.- La palabra es un encuentro en sí mismo y la poesía una convocatoria de almas. Cuando se reúnen aquellos que usan el lenguaje para la paz y el diálogo, la energía de los versos transita los sentires de quienes los leen y escuchan.

Así sucede cuando uno conversa con Leonardo Ruiz Tirado, que a través de su voz destila sabiduría y ternura. Para la edición del 18° Festival Mundial de Poesía que se celebra en Venezuela, se rinde homenaje a la obra literaria del poeta barinés.

Leonardo nos invita a la cercanía con los elementos que componen el existir. Ver más allá de su superficie, “navegando en las llanuras” de sus querencias. Nos adentramos en su intimidad y otredad. 

En un libro como El viaje se perciben elementos de tu entorno, un diálogo con tu realidad cercana y a la vez observamos parte de tu concepción del mundo. ¿Qué otros temas trasversalizan tu obra?

El viaje es un pequeño libro más o menos reciente que intentó plantear mis fuentes de origen más remotas, la diversidades caribe y arawac que tanto solapa la occidentalidad poética que ha embargado tanta poesía venezolana y de Nuestra América. Esto ha lucido inevitable, como un sino para la mayoría de nuestros poetas. Pero ir a las raíces culturales de tu lenguaje, te hace escribir y reinventar desde lo propio. Y esas raíces son tallos, ramas, floraciones y semillas que abren rutas nuevas, voces insospechadas. 

"La vigilia es ese soloscuro dispensado al albor de las palabras"... Podemos intuir una conexión con lo telúrico en ese verso. ¿De dónde proviene?

Lo telúrico tiene que ver con las raíces que nos sumergen en nuestra cultura en busca de las hablas necesarias. Pero también tiene que ver con el polen que llevan y riegan los pájaros. Lo telúrico puede enriquecerse con lo que esos pájaros llevan y traen de otras geografías civilizatorias. Los poetas somos eminentemente pájaros. Podemos migrar pero siempre volvemos al pajonal del campo, a la ceja de monte o al alero del balcón.

¿Quiénes son tus referentes en la poesía?

Como mi poesía ha variado en las casi cinco décadas que llevo tratándola como amiga íntima, variaron sus referentes. Cuando fui muy joven no evité a los surrealistas, a Rimbaud, a las vanguardias, a los clásicos chinos o grecolatinos, ni a la poesía precolombina o africana. Sigo siempre con ellos, pero cada día frecuento más la poesía que habla directo a la gente, la que nombra el misterio y lo sorprendente de esto que a veces no percibimos por estar muy cerca o muy dentro de uno mismo. Las grandes narrativas, los mitos que han soportado tantos siglos, también brotan en mi poesía, pues no puedo dejar de ser principalmente un lector.

Venezuela es reconocida como una tierra prolífica de poetas. ¿Cómo hallaste esa voz que te distingue en este mar de vates?

Entre Andrés Bello que es un fundador y un libertador intelectual del XIX,  y Bolívar Pérez que es una muchacha del XXI que escribe una poesía ritual de enorme potencia, hay ríos de valiosísimas tradiciones en Venezuela (Pérez Bonalde, Ramos Sucre, Gerbasi, Enriqueta Arvelo Larriva, Luz Machado, Ramón Palomares, Luis Alberto Crespo o Eugenio Montejo); y hay esas otras múltiples tradiciones anónimas, populares, la canta y la copla, la décima, el humor y la sabia ternura de los trovadores y decimistas. En esa diversa venezolanidad mi poesía soporta su propia ingrimitud, pero con esperanza.

¿Cómo llegó la poesía a tu vida?

No lo recuerdo bien. Mi madre, hoy casi centenaria, fue maestra. De ella aprendí. Mi casa era una biblioteca particular. Mi padre fue un humanista y un comunista que puso esa biblioteca al servicio de la gente. Hugo Chávez la frecuentó desde antes de ser adolescente. Empecé de niño. A José León Tapia, Humberto Febres Rodríguez y Jesús Enrique Guédez los oía desde niño hablar del llano épico, de la literatura venezolana. Guédez, que fue del grupo Tabla Redonda, me regaló un libro de Saint Jhon Perse cuando yo salí de sexto grado. Era todo un ambiente…

"Ayer, este futuro de hoy"... La nostalgia, remembranza y el recuerdo de la niñez están presentes en tus versos. ¿Es una forma de conectarse con el "eterno retorno"?

La nostalgia como viejo dolor del alma en mis versos, canta cosas muy reales; experiencias vividas o presenciadas; la muerte del ser querido; la cárcel de mi padre por razones políticas; las luchas libertarias de mis ancestros y abuelos en las guerras populares. El eterno retorno de lo mismo a veces deja de ser un mero enunciado filosófico o mitológico para encarnar en la experiencia. Quizás por ello sea precisamente eterno, pero “tal como en sí mismo al fin la eternidad lo cambia”, como dijo Mallarmé. 

"Una sensibilidad humanística con gran sentido estético y ético es vertebral y esencial hoy", asegura el poeta.

 

En medio de la vorágine de las redes sociales, inteligencia artificial, el entretenimiento superfluo... ¿Por qué la juventud debe acercarse a la poesía?

Las nuevas tecnologías de la comunicación podrían extinguir las cosas que conocimos o creímos conocer y soñar y cantar hasta hoy. Esto sería inexorable si no tenemos plena consciencia de la urgencia en ayudar a formar a los más jóvenes en una especial sensibilidad frente a los cambios inducidos por oscuros intereses de trasnacionales que han llevado al paroxismo autodestructivo capitalista. Una sensibilidad humanística con gran sentido estético y ético es vertebral y esencial hoy día, e introducir a los muchachos y muchachas en la lectura y la práctica de la escritura poética es una hermosa y digna acción.

¿Cuál sería la fórmula para que la poesía llegue a más personas?

Mostrarla como lo que es: un conocimiento, una verdad verdadera, una revelación, un acto de amor… Y para mostrarla así hay que invadir de la mejor poesía las escuelas, los hospitales, los sitios de reposo de los adultos mayores, el metro y los autobuses. La poesía debe ir a la televisión, a las redes sociales…

Eres uno los fundadores de la Escuela de Poesía Juan Calzadilla. ¿Cuál ha sido la respuesta de esos niños ante este programa?

La respuesta de los participantes es extraordinaria, pero no nos sorprende. Los más jóvenes esperan siempre que se les acompañe en experiencias reveladoras de sus potenciales humanos. Si los dejas solos, su soledad muy raramente llegará al poema, a la creación, a la lectura comprensiva. Si los dejas solos con el smartphone, los atrapan falsas necesidades e ideologías peligrosas. Hoy día, la Escuela de Poesía cuenta con unos tres mil jóvenes próximos a la poesía y la lectura creativa en toda Venezuela. Y seguirá creciendo.

Más de 30 poetas internacionales estarán presentes en este festival. ¿Nos das un breve panorama?

Hombres y mujeres poetas de África, Europa, Asia y Nuestra América estarán compartiendo lecturas, charlas, talleres y recitales con el pueblo venezolano en todo el territorio nacional del 8 al 13 de julio. Van 18 ediciones de este Festival Mundial en 20 años y ello ha impactado en grande. Tenemos una masa crítica y creativa que espera anualmente a los poetas del mundo en nuestra patria.

¿Hay manera de transformar la realidad social, material y política a través de la poesía?

El paso por la vida de seres como Walt Whitman, José Martí, Miguel Hernández, René Char, Víctor Valera Mora o Margaret Randall es una forma de prefigurar que un mundo mejor es posible, entre otras cosas, porque hay poesía y poetas.

¿Nos recitas un breve verso que sea tu preferido o que te haya marcado la vida?

Me ilumino de inmensidad, aquel humilde rayo de Giuseppe Ungaretti…

Además de la literatura... ¿Qué otro arte es vital para tu alma?

He dibujado y pintado y manchado papeles y telas desde niño sin llegar a ser un artista. Pero el solo intento es vislumbrar mucha vida compartida en quienes lo han logrado. 

De no haber sido poeta, escritor, docente, hombre de la cultura... ¿Qué oficio te hubiese gustado ejercer?

Albañil, pero de los que saben pescar.

Biografía mínima

"Cada día frecuento más la poesía que habla directo a la gente".

 

Leonardo Gustavo Ruiz Tirado nació en Barinas, estado Barinas en 1959. Poeta, cronista, ensayista, ha colaborado en diversos medios impresos y digitales. Director y fundador del Museo de las Culturas del Llano y miembro fundaciobnal de la Red de Escritores y Escritoras Socialistas de Venezuela. Entre sus libros publicados se encuentran: Libro de los Muertos (1998), Heráclito/Caín (1999), Las proezas del Solo (2003), Poetas, poetisas y otras anomalías (2004), Fragmentos de un libro del poeta perdido (2007), Fuera de una simple nostalgia (2009), El viaje (2022) y la antología Esto, palabra, eres (2023).

RICARDO ROMERO ROMERO / FOTOGRAFÍA: VLADIMIR MÉNDEZ / CIUDAD CCS


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