Psicosoma | Mirada erótica
La mirada ardiente, deseante y deseada, es la chispa
Traigo este caballo terrible / galopándome / desbocado / ahogado en babas… / insolente, insoportable / semental. (“Centauro”, Alas en mis sueños, de Ronulfo Morera Vargas). Este es el poema de la primera ronda y ‘’primerizo’’ del recital Reto Erótico, realizado el tres de septiembre en la sala Puntarenas, por la Asociación Costarricense de Escritoras (presidenta Marta Rojas), en la 21 edición de la Feria Internacional del Libro en Costa Rica (FILCR).
Participaron seis parejas de poetas. El primer grupo conformado por Ana Anka y Ronulfo Morera; Marlen Ramírez y Andrés Briceño; Adriana Hidalgo y Carlos Calero; y el segundo grupo: Laura Zúñiga y Jorhan Chaverri; Julieta Dobles y Carlos Rivera; y la homenajeada, bella, Luissiana Naranjo con Minor Arias.
Cuando el ‘’Banquete’’ está servido, no hay resistencia posible; y el entusiasmo, enamorarse, son ríos sensuales. Ya la filósofa Diotima, maga del erotismo, nos decía que Eros es el pilar responsable de llevarnos hasta la idea de belleza; y con Fedro, “loco de amor”, serían imposibles ataduras, ser poseso del deseo, pasión de esa belleza nocturna, oscura transparencia del amor carnal, del alma, espíritu que “inventa” contorsiones al logro de fusión o disolución imposible con el otro o la otra. Esa otredad se delimita al contacto del órgano de la piel, del roce sensual de alerta amante y quizás cedan las vestiduras y de seguro mutamos cual sierpes, pero no importa, gozamos “un puyero” al atrevernos a “montar” los versos de la desmesura, pura hýbris, y en pleno piso los cuerpos hablan al azote de miradas, al rapto de las diosas y dioses, al iniciar con Anacópula:
El mejor secuestro es la cópula / imposible no sentir conexiones / liberar entrañas / fusión loca de nosotras. / Pausado abrir de mis ojos / en los tuyos / respiramos al universo / y la sangre bulle / al ver tu brillo en las noches / trance de creación carnal / necesito sentir y ser tocada / ya vendrá el espíritu / o como se llame. / Hoy estoy en carne viva. / Imposible liberar entrañas.
Más allá del cielo, la mirada deseante de alteridad trata de percibirse con todos los sentidos, aunque, en el mito de Eros y Psique, el mirar el rostro del amante está negado por el dios Eros a su esposa mortal, y el “atrevimiento” o curiosidad de mirar a Eros dormido, el despertar del dios simboliza un costo de “pruebas”. Ella atraviesa cielos e infiernos, la pareja crece y se desarrolla –fases del amor– para complementarse, porque descubren la belleza del alma.
Las mujeres seguimos bajo el dominio de tontas proyecciones y al hartarnos nos cuesta cortar y decir: ‘’Hasta aquí nos trajo el río’’. Los mitos enseñan algo, pero estos supremacistas de Platón y Aristóteles, como las religiones y en especial el cristianismo, nos demonizaron. Recuerdo mucho la biografía y ahorita se le hizo justicia a la modelo y amante escultora, Camille Claudel, del psicópata Auguste Rodin, y así la lista es inagotable en las artes y en el “altar de poetas” misóginos no se quedan atrás.
La mirada ardiente, deseante y deseada, es la chispa, movimiento distinto al amor fraternal, del ágape y storgē, es el rostro lunar que nos contacta con ese ser humano, que dispara estímulos visibles o invisibles en una retroalimentación inaprehensible, imposible fusión, y es bien consumista los cuentos del alma gemela, el amor inmortal… puros cuentos de pajaritos preñados; el punto: la psicosocioemocional, y en su mismidad, otredad, el sexo ni la muerte salvan, quizás la “muerte chiquita” con su voluptuosidad, el deseo que nos respira y suda con la pasión erótica de la vida con tánatos, su gemela pulsional.