Historia viva | El Tratado de Coche y la capitulación opositora

24/04/2024.- El fin de la Guerra Federal (1859-1863), con el Tratado de Coche, tiene algunas remotas semejanzas con la larga capitulación de la oposición extremista de estos tiempos. Veamos en qué se parecen y cuáles son las diferencias. Algunas de estas últimas son abismales con respecto a los diálogos políticos, en tanto que la menguada historia de la oligarquía venezolana tiene resquicios delirantes en estos días, ante una Revolución Bolivariana vigorosa de soberanía e independencia.

No vamos a comparar una situación histórica con la otra —porque indudablemente hay distinciones claras—, sino que haremos un ejercicio de memoria para la comprensión de nuestro devenir histórico y la conciencia del pueblo venezolano sobre la caracterización del tiempo histórico que hoy nos toca vivir.

Luego de esa guerra civil en la que murieron unos 150 mil seres humanos, sin contar las víctimas secundarias y los daños a la República, el país quedó en situación paupérrima, sin fuerza de trabajo y sin esperanzas por las maneras como los "federalistas" condujeron el país. Venezuela entró en un torbellino de inestabilidad que aprovecharon los vecinos y potencias mundiales para despojarnos de secciones de nuestro territorio. Primero Colombia (1881-1891) con la región del Arauca, Casanare y la Orinoquia, y luego, en 1899, la Guayana Esequiba.

Por cierto, quien representó a Venezuela en ese primer despojo fue Antonio Leocadio Guzmán, cuyo hijo, Antonio Guzmán Blanco, fue el representante de los federalistas, en nombre del presidente provisional (hoy le dirían interino) Juan Crisóstomo Falcón; el otro, en representación de José Antonio Páez, fue Pedro José de Rojas. Estos firmaron el Tratado de Coche el 23 de abril de 1863, en un cuarto solitario de una hacienda en Coche, en las cercanías de Caracas. Se repartieron firmas, abrazos y libras esterlinas que los banqueros ingleses del Baring Brother traspasaron a otros banqueros británicos con un nuevo empréstito debitado al grupo banquero Matheson y Co. de Londres, para continuar los negocios en Venezuela.

En el Tratado no aparecen las reivindicaciones sociales de la narrativa insurgente que propulsó Ezequiel Zamora en sus campañas, los programas de alfabetización, la justicia por el reparto de las tierras, la atención y asistencia a los campesinos y artesanos, que movieron las almas descamisadas hacia una guerra donde gran parte de la población venezolana se inmoló. Todo lo que oliera a justicia social quedó en el tintero sin registrarse ni firmarse.

Aquello no pudo llamarse capitulación, en el buen sentido de la palabra. Simplemente, fue una partición del poder, una estratagema para volver a repartirse el país entre políticos corruptos, los grandes terratenientes, los banqueros y los comerciantes citadinos, con las concesiones de oro en Guayana, los hatos ganaderos en los llanos y los dineros de los empréstitos británicos, que superaron los 150 millones de pesos del primer crédito de Gran Bretaña.

Guzmán y Páez acordaron una asamblea constituyente con 80 miembros, "… elegidos la mitad por el jefe supremo (Páez) y la otra mitad por el presidente provisional de la Federación (Falcón)", pero ni una palabra a la consigna que enarboló la Federación en sus inicios: "Tierra, pan y trabajo".

He aquí la similitud con la capitulación de la oposición extrema, cuando el gobierno de Estados Unidos repartió como carroña los recursos y bienes del Estado venezolano en el exterior. Del mismo modo en que ayer se repartieron Guzmán y Páez las finanzas públicas, incluyendo los préstamos de banqueros británicos como Matheson y Co. de Londres, que tuvieron como garantía la soberanía de la República con sus recursos mineros, en especial de oro.

En la rebatiña hecha por Washington en el siglo XXI quedaron algunos, o algunas, aparentemente excluidos, no sin sus respectivos gemidos y demandas por un pedazo de la torta. Tal es el caso de las quejas de María Corina Machado, llorando porque no la convocaron al convite y fantaseando con una candidata corporativa que no clasificó por su inhabilitación administrativa, al usurpar cargos públicos, una pena menor por cuanto su traición a la patria fue notoria y comunicacional.

En los diálogos entre la oposición extrema y el Gobierno Bolivariano para incorporar a los fanáticos fascistas al carril de las elecciones y abandonar las posturas violentas, hay una diferencia notable con el Tratado de Coche, en tanto que la posición del gobierno no dejó de lado los principales anclajes para la defensa de la soberanía y el bienestar del pueblo venezolano.

Sin embargo, es bueno recordar que María Corina Machado reincidió en su postura antivenezolana cuando en las furtivas subastas para despedazar a la empresa venezolana Citgo en Estados Unidos, ella declaró: "Es lo que aspiramos y creo que, además, es lo que beneficiaría a todas las partes. No solo a Venezuela, beneficiaría a los acreedores y beneficiaría también al gobierno de Estados Unidos"1.

Con una candidata o candidato de esa calaña hasta el mismo Antonio Guzmán Blanco se espantaría de sus sombras cuando firmó con Páez destinos desastrosos para Venezuela.

Afortunadamente, hoy podemos escribir otra historia.

 

Aldemaro Barrios Romero

 

Referencia:

1 Reuters. (2024, febrero 9). Extensión de protección de Citgo beneficiaría a acreedores: candidata opositora venezolana Machado. Yahoo! Finanzas. https://es-us.finanzas.yahoo.com/noticias/extensi%C3%B3n-protecci%C3%B3n-citgo-beneficiar%C3%ADa-acreedores-164529450.html


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