Arte de leer | Poetisa de la lengua, de Ana Enriqueta Terán

Páginas que vibran en verso

11/06/2024.- La poesía es un oficio del cuerpo. El cerebro manda a ejecutar las acciones que van desde el pronunciamiento de la voz interior hasta la escritura que se registra desde las manos al soporte respectivo. Los dedos se inclinan, según las consonantes o vocales, para darle forma a la metáfora.

Sin embargo, el verso cobra ánimo en la boca de la poeta y mantiene su ciclo vital en el oyente-lector, que lo consume como alimento del placer:

Soneto del deseo más alto

Necesito un anillo delirante
para la oculta sombra de mi mano,
un archivo de mar para el verano
y documentos de agua suplicante.

Para mi mano un riguroso guante
de piel de tiempo y pensamiento vano
y la mesa de juego donde gano
contra la muerte mi color menguante.

Una sortija de algas con países
y lenguas diferentes, con nocturnos
bisontes y cuadernos vegetales;

para mi mano los rebaños grises,
las edades de tactos taciturnos
y el pulso de los secos minerales.

Ana Enriqueta Terán hizo del poema una forma de vivir y de conjugar la emoción con el arte. Lo vemos reflejado en Poetisa de la lengua. Antología poética mínima, una publicación de la Fundación Editorial El perro y la rana, significativa compilación del maestro Luis Alberto Angulo.

Esta edición breve posee el atributo panorámico y sucinto del habla a través del tiempo, en la que Terán se autoexamina y nos relata su adentro con un cántico que nos abruma:

Se me olvidó la risa, clara risa
para informar banderas contra el viento
o suspender las aves, dulce intento
de volver seda lo anterior a brisa.

De volver seda pálida sonrisa
acosada de mitos y momento
de traspasar el singular lamento
queja inútil, sagrada, con la prisa

de quien ha de partir y le da paso
a la vieja querella imaginada
más que cierta en el ámbito preciso

de no querer ya nada, nada nada…
o solamente recordar un trazo
de luna en la tiniebla sosegada

de este octubre en la casa y en el piso.

Ana Enriqueta Terán dejó una obra excepcional en la poesía latinoamericana. El rumbo de sus letras perdura a través de esas páginas que vibran, plenas de palabras eternas:

digo como una planta que obedece
en sueños y enseguida restablece
bestia tupida, sorda, desligada,

inútilmente libre, enmarañada.
Sobre lo escrito, girasol o nada.
Sin embargo, lo escrito permanece.

 

Ricardo Romero Romero

@ItacaNaufrago

artedeleer@yahoo.com

Ana Enriqueta Terán (Valera, 1918-Valencia, 2017)

Su infancia estuvo impregnada de literatura. Escuchaba a su madre leer el Quijote en voz alta, y modernistas como Rubén Darío eran parte de la cotidianidad de la familia Terán. Su bisabuelo, Manuel María Carrasquero, había sido un humanista importante. Todo este ambiente hizo que la pequeña Ana Enriqueta mostrara un inusitado interés por la poesía.

Por avatares de la política, la familia Terán Madrid se traslada a Puerto Cabello en 1932 y luego en 1936 a Caracas. Allí la muy joven poeta absorbería todo un caudal de literatura, música y pintura, para finalmente, en 1946, y bajo el ala protectora de su amigo, el poeta Enrique Planchart, publicar su primer libro, Al norte de la sangre, poemario que Juan Liscano alabará como una obra de gran extroversión sensual y sensorial. Ese mismo año ingresó como agregada cultural de la Embajada de Venezuela en Uruguay. Allí desarrolló una intensa actividad intelectual y labró amistades con poetas e intelectuales uruguayos, entre los que destacan la gran poeta Juana de Ibarbourou. En 1954 regresa a Venezuela, después de un periplo por Montevideo, Buenos Aires y París. En la década de los sesenta y setenta se destacará en actividades culturales que incluirán la presidencia del Ateneo de Valencia, donde residirá por un tiempo.

Luego de aquel su primer libro, Al norte de la sangre (1946), vendrían Verdor secreto (1949), Presencia terrena (1949), Testimonio (1954), De bosque a bosque (1970), Libro de los oficios (1975), Música con pie de salmo (1985), Casa de hablas (1991), Albatros (1992), Construcciones sobre basamentos de niebla (2006), hasta su Autobiografía en tercetos trabados con apoyos y descansos en don Luis de Góngora (2007). Esta extensa obra poética es una de las más sólidas y prolíficas de la literatura venezolana. En 1990 le es conferido el Premio Nacional de Literatura. Los años siguientes seguirán siendo de poesía y trabajo y se harán algunas antologías de su extensa obra.

 

Terán, A. E. (2018). Poetisa de la lengua. Antología poética mínima. Poesía venezolana. Segunda edición digital: Fundación Editorial El perro y la rana.


Descárgalo gratis: http://www.elperroylarana.gob.ve/ana-enriqueta-teran-poetisa-de-la-lengua/


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