Al derecho y al revés | CNE: ¿para qué más rectores?

23/10/2024.- Va lenta la discusión de la reforma a las leyes que rigen las elecciones.

Lenta con relación a la urgencia que anunció el diputado presidente de la Asamblea Nacional cuando caracterizó los males que se deben reparar.

Lenta porque nuestra CRBV exige que "el pueblo" la conozca y apruebe antes de ser discutida entre los diputados nacionales.

La lentitud, sin embargo, favorece a unos agazapados, y los resultados ya se ven: entre los diputados hay quienes nos soplan que algunos exigen que se amplíe el número de rectores del CNE.

A ver: ¿quién dijo que los partidos de maletín —que existían ya en la Cuarta— dejarán de existir porque en la directiva del Poder Electoral en vez de cinco rectores decreten siete o nueve?

¿Se necesitan más burócratas de alto salario?

Según dijo en público el diputado Jorge Rodríguez, en el CNE, como en los bazares persas, todo o casi todo se vende, declaración que cualquiera que haya intentado organizar no un partido "nacional" de maletín, sino un modesto grupo para participar en una elección local, sabe que es verdad.

Hay quienes podrán atestiguar que nunca les dieron planillas ni les prestaron captahuellas para recoger las firmas "porque no había papel y las máquinas estaban en reparación", con lo cual esos ciudadanos o grupo de vecinos no pudieron registrar la asociación política que deseaban formar. Aunque, al mismo tiempo, e inexplicablemente, otro grupete que nunca recogió las benditas firmas apareció en el tarjetón.

Hay quiénes dirán, y me cuento entre ellos, que el nombre del grupo no se pudo registrar —Resistencia Civil— porque, como apareció en Gaceta cuando el señor Caleca presidía el CNE, al incluir la palabra "civil", uno "excluía a los militares" y "llamaba a la violencia".

¡Qué molleja!, diría un maracucho. Maese Caleca, ligado a una empresa del Estado, ubicada en Guayana y que quebraron en la Cuarta, afirmaba que el nombre de Resistencia Civil está ligado a la violencia, cuando precisamente fue creado para luchar de forma pacífica contra el colonialismo y la segregación racial.

Así fue el nombre escogido por Gandhi y por Martin Luther King para luchar contra los británicos y los yanquis racistas.

Sin embargo, ¿quién asegura que, elevando a nueve u once el número de rectores, no aparecerá nuevamente como sexto rector ese ciudadano Caleca —ahora furibundo opositor, que llama a derrocar el gobierno venezolano—, o de número siete el exrrector Delpino, que se burló de los Estados Unidos, prometiéndole al Departamento de Estado una inexistente "bomba" que cambiaría, según él, los resultados de la última elección, y que ahora forma parte de esa corte de los milagros que en España comienza a girar alrededor del sinvergüenza EGU a ver qué chupan?

Un mercado persa que viene del puntofijismo no se termina de la noche a la mañana, pero se puede golpear en la línea de flotación si se elimina la incivilizada, corrupta y boba recogedera de firmas y se deja participar a quien quiera y pueda, a cambio de contratar con una compañía de seguros un compromiso de que si no saca al menos el 0,5% de la votación —no del respectivo REP—, se ejecutará el seguro a nombre de la República.

Al salir el primero que no saque los votos y que le quiten el equivalente a una casa —porque la pena debe ser grande—, acabará con los partidos de maletín que han prostituido a funcionarios electorales —o lo contrario: es igual—, y se dará un paso grande para adecentar nuestro país.

 

Domingo Alberto Rangel


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