Entorno global │ Un año de conflicto en Ucrania

Con impactos multidimensionales

13/03/23.- Sin lugar a dudas, si algo no esperaba la humanidad después de la pandemia por COVID -19 era el desarrollo de un enfrentamiento armado con escala global, como lo es la situación en Ucrania. De este conflicto, diversas son las dimensiones que han afectado al mundo, destacando las siguientes:

A nivel de las relaciones internacionales, diversos teóricos han manifestado aspectos resaltantes en cuanto a la explicación del conflicto y sus repercusiones:

Establecimiento de alianzas para equilibrar las amenazas. El neorrealista Stephen Walt ha señalado en su reciente artículo “Friends in need” —publicado en Foreign Affairs— que:

  • “El comportamiento reciente de Rusia y Occidente confirma que los Estados forman alianzas, no para equilibrarse contra el poder, sino para equilibrarse contra las amenazas”, donde destaca que si bien el conflicto otorgó una nueva oportunidad de revitalizar la OTAN, también subrayó el grado en que sus miembros europeos siguen dependiendo peligrosamente de los Estados Unidos.
  • La tendencia de los Estados a equilibrarse frente a las amenazas también explica por qué algunos se han mantenido al margen. El asalto de Rusia a Ucrania no representa una amenaza para Israel ni para algunos miembros prominentes del Sur global, incluidos India y Arabia Saudita, y adoptar una postura más firme contra Rusia pondría en peligro los intereses de estas naciones; postura que algunos teóricos han señalado sobre la conducta de potencias emergentes, como la del no alineamiento, común en el contexto de guerra fría.
  • A medida que el mundo avanza hacia la multipolaridad, las alianzas solo importarán más. En una era en la que ningún país se mantiene sin oposición en la cima del sistema internacional, el éxito dependerá de la capacidad de las potencias rivales para formar una agrupación coherente y capaz y ejercer el poder colectivamente.

El dilema de seguridad del neorrealismo ha sido protagonista en este conflicto y surge porque los pasos que toma un Estado para hacerse más seguro a menudo hacen que otros estén menos seguros.

Una nueva guerra fría. El profesor John J. Mearsheimer, de la Universidad de Chicago, ha señalado recientemente que: “No hay duda de que estamos en una nueva guerra fría”, destacando que aunque todavía hay muchos intercambios comerciales entre China y Estados Unidos, su juego duro se centra en el control de las tecnologías de punta, cónsono con la estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (octubre 2022).

Nuevos polos de poder y ampliación de áreas de influencia. Estos son unos de los aspectos que la geopolítica permite posicionar, donde las relaciones económicas tienen un importante rol y los ejes se han reconfigurado con una alianza estratégica entre China y Rusia y Estados Unidos y la Unión Europea. Así como se han posicionado zonas estratégicas en el marco de las políticas de seguridad, como los denominados Indo-Pacífico y Sudeste Asiático.

La escalada en el discurso y la prolongación del conflicto son temas latentes y de atención en el marco de este primer aniversario.

A nivel energético:

La diplomacia coercitiva unilateral y colectiva sobre la energía rusa marcó un antes y un después en el mercado energético, fragmentado, donde la necesidad de desarrollar alianzas alternativas fue una acción tanto de Rusia como de Europa, y donde el consumo de crudo ruso lideró la región asiática, generando una reconfiguración de los flujos petroleros. Con las sanciones igualmente se reflejó el impacto y rol de la interdependencia, así como la necesidad de realizar las operaciones comerciales de manera diferente.

Alternativas financieras. Los pagos en monedas locales tomaron un nuevo auge con la cancelación en rublos, yuanes, rupias y dírham, que se constituyeron en una alternativa ante los impactos por la suspensión de diversas entidades rusas del sistema SWIFT.

La geopolítica del petróleo también reflejó las grandes contradicciones entre los consumidores y productores, con un EE. UU. impulsando la Ley de No a los Cárteles Productores y Exportadores de Petróleo (Nopec), la liberación de reservas estratégicas, la iniciativa de conformar organizaciones paralelas a la OPEP; y por otro lado, la alianza OPEP+ protagonizó mensualmente los encuentros con decisiones de importante repercusión como la estabilización, incremento o disminución de la producción. Un contrapeso de relevancia en el mercado.

Posicionamiento energético. Por un lado, EE. UU. logró un importante objetivo: posicionar su gas en el mercado europeo, y con ello, desplazar con sanciones —y un precio mucho más elevado— el gas ruso, convirtiéndose en el mayor exportador mundial de gas natural licuado durante el primer semestre de 2022. Por otro lado, China consiguió adoptar importantes acuerdos con Rusia para desarrollar infraestructura y asegurar el suministro de este hidrocarburo, necesario para fundamentar el crecimiento económico de la nación asiática. En este escenario, la defensa del interés nacional de la India, actual presidente del G20, de no alineamiento al conflicto, muestra la importancia de la reconfiguración internacional.

Con las prohibiciones de la UE sobre las exportaciones de petróleo y productos derivados del petróleo ruso en Ucrania, los productores de mercados emergentes están preparados para obtener una mayor participación en el mercado energético en evolución, siendo un caso de atención la República Cooperativa de Guyana.

Asimismo, bajo un marco de impulso de energías renovables, EE. UU. adoptó la Ley de Reducción de la Inflación, marco que si bien permite un importante financiamiento para proyectos climáticos, adopta medidas proteccionistas para atraer —con mejores condiciones— empresas que dinamicen la producción y el mercado laboral en suelo estadounidense, afectando, directamente, el mercado europeo.

Como bien señaló el historiador francés Pierre Renouvin, las relaciones internacionales han estado marcadas por la cooperación y el conflicto entre las naciones, y en este contexto de policrisis, de la denominada “rivalidad entre potencias”, la fragmentación de los mercados y los cambios en los flujos comerciales ameritan desde Latinoamérica el restablecimiento y fortalecimiento de alianzas económicas y políticas, que permitan a la región, a través de su potencialidades, jugar un rol de polo de fuerza en la multipolaridad en construcción.

 

Orelys Castillo


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