Ubaldo García, de ingeniero agrónomo a comunicador historiográfico

Orador de orden en el Panteón Nacional por ingreso de restos de Cristóbal Mendoza

García es escritor de varios libros y conductor de programas radiales dedicados a la historia de Venezuela.

 

24/06/24.- Entre las distintas contribuciones del estudio de la historia, una de las más significativas es, sin duda, el fomento y desarrollo del sentimiento patrio, de gran importancia para la cohesión entre los distintos bloques étnicos-culturales que conforman una nación.

Siendo Venezuela la punta de lanza en la gran gesta del proceso independentista hispanoamericano, es de suma relevancia el papel del historiador para la comprensión del pasado y de los hechos trascendentales que derivaron en el presente de la Patria de Bolívar.

Para ser historiador, la vía más expedita es cursar el grado universitario en Historia. Sin embargo, no es una condición sine qua non, especialmente, si se cuenta con algunas características tales como espíritu crítico y objetivo, don de análisis, estar libre de prejuicios, capacidad y comprensión lectora, redacción y otras habilidades... requisitos todos, que reúne el profesor y comunicador historiogáfico Ubaldo García.

García es tachirense de nacimiento y trujillano de corazón, egresado de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (Ingeniero Agrónomo y Licenciado en Educación Agropecuaria), escritor y docente. Conductor de los programas radiales “Al Pregón de la Historia” (Boconesa 107.3 FM), “Cabalgando hacia Carabobo”, y “Caminos del Sur” (Radio Nacional de Venezuela).

A propósito de otro aniversario más de la Batalla de Carabobo, conversamos con este gran conocedor de la historia nuestra, quien con motivo del ingreso de los restos simbólicos del primer presidente de Venezuela, Cristóbal Mendoza, al Panteón Nacional, este domingo 23 de junio, fuera escogido como orador de orden para el histórico acto.

Con el ingreso de los restos simbólicos de Cristóbal Mendoza al Panteón se salda una deuda con la trujillanidad.

 

Este 24 de junio la Batalla de Carabobo arriba a su 203 aniversario. La gloriosa gesta que asestó un duro y casi mortal golpe a las fuerzas realistas, estuvo precedida de una cantidad de hechos significativos, por ejemplo, el Armisticio y El Tratado de Regularización de la Guerra –entre otros–, protagonizados por los generales Simón Bolívar (representando al ejército patriota), y Pablo Morillo (ejército realista).

Por esta razón, acudimos a este conocedor de la historia patria para que nos ilustre respecto a tan relevantes episodios, como también en la búsqueda de aclarar la veracidad de otros hechos de igual importancia histórica.

—¿A Carabobo debemos recordarle como batalla o como campaña?

—Debemos recordarle como una campaña. Cuando nos hablan de batalla, siempre ha sido así:  nos encajonan, nos encierran en la historia chiquita, en lo casual y no en lo causal. El Libertador planea una estrategia de una campaña larga, con cinco frentes de guerra que partirían en simultáneo al cumplirse los cuarenta días de la tregua prevista por el Armisticio, desde diferentes lugares de Venezuela, y entre los que había dos divisiones, con la tarea de distraer al enemigo hacia otros espacios para dividirlo y poder enfrentarlo con éxito.

Ubaldo García: Carabobo más que una batalla fue una campaña que Bolívar llevaba tiempo planificando.

 

Vale destacar, que la sabana de Carabobo era –y sigue siendo– lugar de suma importancia geopolítica por ser antesala de Valencia y del camino a Puerto Cabello (principal puerto del país). Además, está frente al lago y es salida hacia los llanos centrales, los cuales era el granero de carne para las tropas. Por si fuera poco, era antesala y puerta principal de Caracas.

El Armisticio como antecedente de Carabobo

Según el profesor Ubaldo García, el Armisticio lo propone el general Pablo Morillo y surge como una necesidad por parte de España. Estaban quebrados y además, perdiendo la guerra. Adicional a esto, por la situación causada por la Revolución de Riego y Quiroga, quienes se oponen al no reconocimiento de la Constitución de Cádiz (1812) por parte del rey, quien pretendía erigirse como absolutista.

Entonces, lideran una sublevación que detuvo a la expedición que pretendía embarcarse a América para sofocar a los movimientos independentistas, lo cual deja a Morillo sin refuerzos, quien ya tenía un desgaste de más de cuatro años y había perdido más de la mitad de los 11 mil soldados que llegaron en 1815. De manera tal, lo que le queda al rey es aceptar las recomendaciones de sus asesores, quienes le indican que hay una salida, y esta es tratar de convencer a los independentistas americanos a través de la palabra y no de las armas, haciendo ofrecimientos y por eso se dan las conversaciones. 

“La orden dada a Morillo es que busque a los independentistas y conversen. ¡Imagínese usted, unos guerreros que habían estado cinco años matándose, ahora piden cacao! Morillo le escribe a Bolívar proponiéndole entrevistarse en el pueblo de Santa Ana (estado Trujillo), para acordar un armisticio, entre otras cosas. A pesar de la negativa de muchos de sus oficiales, el Libertador acepta la propuesta, mediante la cual se acordaría una tregua de seis meses, pero además constituía de hecho un reconocimiento tácito del Estado colombiano”, relata.

El encuentro entre Bolívar y Morillo fue un triunfo diplomático para la causa patriota.

 

La reunión de Bolívar y Morillo, tenía por objeto tres cosas:

1) Certificar a través de la firma de cada uno el Tratado de Regularización de la Guerra.

2) Hablar de lo militar y de lo táctico.

3) El encuentro desde el punto de vista social (es decir, el mutuo estudio psicológico del uno y el otro). 

Esta reunión transcurrió en medio de un ambiente de total cordialidad: conversaron, comieron, disfrutaron, rieron. Tanto así, que en una carta se dice que ambos se subieron en una mesa para brindar”, acota el historiador.

¿Bolívar y Morillo unidos por la masonería?

Nuestro entrevistado resalta que, si no hubiese existido una hermandad, o una posible condición de “masón” entre ambos, no hubiese podido darse ninguna reunión. Es de la opinión de que Bolívar, más que masón, ‘fue un aprovechador de las circunstancias en todos los tiempos’. Solo hay una prueba documentada que Bolívar fuera masón: un acta en París (Francia), donde consta su presencia y participación en una logia masónica. Sin embargo, se sabe de unas cartas donde prohíbe las reuniones secretas de las logias en Bogotá, al saber que el intento de asesinato en su contra se planificó en una de esas reuniones. Respecto a Pablo Morillo, no hay prueba fehaciente que haya sido masón.

—¿Detalles o registros de lo ocurrido en aquel encuentro?

—En una carta escrita por Morillo a su amigo, el coronel Pino, le dice: “Acabo de llegar del pueblo de Santa Ana, en donde pasé ayer uno de los días más alegres de mi vida, en compañía de Bolívar y de varios oficiales de su Estado Mayor, a quienes saludamos con el mayor afecto. Nos abrazamos un millón de veces y determinamos erigir un monumento para eterna memoria del principio de nuestra reconciliación, en el sitio en el que nos dimos el primer abrazo”.

Pues bien, se construyó el monumento como hoy existe, en 1912 bajo la administración del general Juan Vicente Gómez, pero no como habían convenido los dos generales –de acuerdo a la propuesta hecha por el militar español–, quien había manifestado, según carta de Bolívar a Santander: “El general Morillo propuso que se levantase una pirámide y ya ha destinado un oficial de ingenieros, yo debo mandar otro para que sigan la obra, nosotros mismos la comenzamos poniendo la primera piedra que servirá de base”.

 

Fakes de la historia

En tiempos recientes, ha estado en boga el término fake news (que traducido del inglés significa “noticia falsa”). No es nada nuevo, aunque ahora se le llame con este anglicismo. En realidad, es tan antiguo como el lenguaje mismo, y cuyo único interés es perjudicar o en todo caso desinformar.

En el caso de la historia, existe una gran cantidad de relatos acerca de determinados sucesos que han sido tergiversados o sacados de contexto, y con el tiempo se va transmitiendo de generación en generación, una mentira.

Aprovechamos el encuentro con nuestro ilustre entrevistado, y presentar ante nuestros lectores y lectoras, su opinión respecto a distintos incidentes de la historia de Venezuela, los cuales carecen de pruebas fehacientes:

    1) La frase: “He arado en el mar”, se le atribuye con frecuencia al Libertador, pero, ¿realmente la pronunció Bolívar?

—Muchos hechos de la historia no son como nos los han contado. De Bolívar se dicen muchas cosas que no son ciertas. Por ejemplo, que murió pobre y solo. Ninguna de las dos son ciertas. Tenía muchas riquezas aún, y a la hora de su muerte, tenía un poco de gente a su alrededor. Él, más bien quiso aislarse porque se sintió enfermo.

En cuanto a esta frase: “He arado en el mar”, yo estoy trabajando con un amigo historiador, Eduardo Zambrano (Betijoque, estado Trujillo). Nos pusimos a revisar e indagar. Llegamos a la conclusión de que el Libertador nunca dijo eso. Esa frase la fueron acomodando y se la fueron endilgando a él, de tal manera que cualquier persona al oírla, la asocia con el Libertador y asociándolo a lo triste, a lo roto, a un sueño que nunca pudo cumplir.  Es falso que haya dicho esa frase.

En una carta escrita al general Juan José Flores (quien se convirtiera en el presidente de Ecuador, una vez disuelta la Gran Colombia), Bolívar le dice que en el sur hay muchos alzamientos o protestas (revoluciones), que él está tratando de controlar. “El que hace revoluciones ara en el mar”, refiriéndose a las acciones de los revoltosos; es la frase más parecida a la que le endosaron.

2) ¿Es cierta la "supuesta" inmolación del capitán neogranadino Antonio Ricaurte?

—La duda viene porque según el Diario de Bucaramanga, Perú de Lacroix (quien fuera su autor), refiere que Bolívar le comentó que la muerte de Ricaurte no había ocurrido de esa manera. Sino que en un momento de desesperación, él (refiriéndose al Libertador) lo dijo para alimentar el fervor patrio en los corazones de los soldados.

Sin embargo, José Félix Blanco (quien fue militar y sacerdote), escribió una colección de 14 tomos de la historia de Venezuela (denominada ‘Blanco y Azpurúa’), donde demuestra que Perú de Lacroix miente. Por otra parte, hay una entrevista a la Negra Matea, quien vivió más de cien años y donde manifiesta en una entrevista, que efectivamente “si ocurrió la explosión y le consta, porque ella estuvo presente”.

Por lo que no se puede considerar a este cuaderno de Bucaramanga como un documento de estudio fehaciente.

3) Hay una versión circulando la cual dice que a Bolívar, se le confirió el título de abogado en Lima. ¿Es cierta esa aseveración?

—Eso carece de asidero. Hay un magistrado en el estado Guárico que presentó una ponencia en la que propone que se designe el día 3 de junio, como el Día Nacional del Abogado (como se sabe, el Día del Abogado en nuestro país, es el 23 de junio y por ser el natalicio del primer presidente constitucional que tuvo la nación: el abogado, político y catedrático trujillano Cristóbal Mendoza). El historiador Eduardo Zambrano y mi persona, nos pusimos a investigar y encontramos el hilo ¡Encontramos la verdad y resulta que no fue así! Al Libertador le hicieron un recibimiento en la Universidad de San Marcos (Lima, Perú) porque era lo común, era lo que se hacía normalmente con las grandes personalidades; entonces una cuerda de jala bolas aristócratas de allá y algunos eclesiásticos, le hicieron un recibimiento, pero no le dieron el título, jamás ni nunca. Sin embargo, le han ido ‘agregando’ y ‘acomodando’ cosas, que terminan dando como un hecho cierto o verídico, algo que no tiene pruebas fehacientes.

Con frecuencia, los hechos del pasado son tergiversados según los intereses de quien los traiga a colación. El historiador, cual detective, a través de su trabajo de investigación se encarga de mostrar tal cual ocurrieron los acontecimientos sin mayor interés que el de mostrar la verdad, de ahí su importancia.

FIDEL ANTILLANO / CIUDAD CCS


Noticias Relacionadas