Hablemos de eso | Asesinato colateral 

25/02/2024.- En abril del año 2010, se da a conocer un video de 38 minutos, donde puede observarse cómo helicópteros Apache del ejército de los Estados Unidos disparan contra un grupo de civiles en Bagdad en 2007. Entre las personas asesinadas se contabilizan dos trabajadores de la agencia norteamericana de noticias Reuters y entre los heridos se encuentran dos niños.

En el video puede escucharse la voz de los pilotos de los helicópteros mientras apuntan a un grupo de nueve personas contra el que disparan, es claro que el grupo no los estaba atacando e, incluso, si tuviera alguna credibilidad que los pilotos confundieron las cámaras portadas por los periodistas con armas de fuego, las víctimas no mantenían ninguna actitud hostil. Luego, una camioneta se acerca para intentar auxiliar a los heridos, los pilotos piden permiso para disparar y, por radio, se les autoriza, en ese momento son heridos los niños. “Bueno, es culpa de ellos, por llevar niños a la batalla”, dice uno de los tripulantes de los helicópteros (según reseña la nota de Reuters, del 6 de abril de 2010).

Ante las justificaciones esgrimidas en 2010 por voceros militares estadounidenses, Julian Assange comentó después, en rueda de prensa: “Creo que si las muertes fueron legales bajo las reglas de combate, entonces las reglas de combate están mal, muy mal… Los pilotos en el video actúan como si estuvieran jugando un juego de ordenador y su deseo fuera obtener la máxima puntuación” (texto tomado de la misma nota de Reuters).

El video, titulado Asesinato colateral, fue difundido a todos los medios por Wikileaks, el portal creado por Julian Assange para hacer llegar al público información que superara los disimulos y mentiras con las que muchos medios suelen cubrir las verdades que no interesan a los poderosos.

Dicho así, esta tendría que ser la función de todo el periodismo. Pero la difusión de ese video lastimó las delicadas pieles de Washington y desató una persecución contra Assange. La idea de la guerra contra Irak como una “guerra buena”, ya estaba desacreditada al comprobarse que no existían las “armas de destrucción masiva” que habían servido de excusa para desatar la invasión; las imágenes de una masacre de civiles perpetrada en Bagdad por efectivos militares de Estados Unidos, con autorización de sus mandos, definitivamente no convenía.

La persecución contra Julian Assange es evidente: acusado primero de “agresiones sexuales” que fueron retiradas, asilado por siete años en la Embajada de Ecuador en Inglaterra, entregado por el impresentable expresidente ecuatoriano Lenin Moreno en un vergonzoso acto de genuflexión ante Estados Unidos; ahora víctima de la “justicia” británica que lo ha mantenido en una cárcel de máxima seguridad por años y que amenaza con entregarlo a Estados Unidos, con cargos que podrían significar hasta 175 años de prisión.

El poder se desnuda. Quieren demostrar que no se le puede desafiar impunemente, poco les valen los argumentos sobre la libertad de expresión. El desafío asumido por muchos en el mundo es lograr la libertad de Assange.

Y el poder desnuda

El soldado Bradley Edward Manning fue analista de inteligencia del Ejército de los Estados Unidos y es acusado por filtrar información a Wikileaks, en particular el video Asesinato colateral. Fue detenido en mayo de 2010 en Bagdad, donde permaneció en aislamiento sin cargos. Trasladado posteriormente a una prisión de máxima seguridad en Virginia (EE. UU.), donde fue obligado a dormir desnudo, permanecer en su celda 23 horas al día, sin almohada ni objetos personales. Después de tres años de prisión provisional fue acusado formalmente y condenado a 35 años de cárcel. En agosto de 2013, comenzó su proceso para convertirse en mujer, con el nombre de Chelsea Elizabeth. En 2017 fue indultada por Obama. En 2019 fue encarcelada de nuevo por negarse a testificar contra Assange. La liberaron en 2020 después de un intento de suicidio.
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Humberto González Silva 


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