Pluma acústica | Maracas salseras y roqueras

¡Échale semilla pa´ que suene!

26/09/2024.- Al hablar de maracas, todo venezolano sabe que es uno de los instrumentos principales de nuestro joropo y que también es uno de los más representativos de la salsa, género importado que llegó para quedarse y desarrollarse desde mediados de la década de los sesenta. Sin embargo, pocos saben que el creador de las maracas que se utilizan en esta música es un coterráneo, Carlos Emilio Landaeta, mejor conocido como Pan con Queso.

La maraca es uno de los instrumentos más antiguos de la historia. Resulta casi imposible determinar su origen porque fue utilizado por diferentes culturas en todo el planeta desde tiempos inmemoriales. Por cierto, es un instrumento con el que nos relacionamos desde el inicio de nuestras vidas. Cuando somos bebés uno de nuestros primeros juguetes suele ser una sonaja.

Ha sido utilizada por diferentes etnias para invocar espíritus y hacer curaciones, otorgándole una cualidad “chamánica”. Su uso se extiende por todo el continente americano en innumerables manifestaciones.

En la salsa se utiliza actualmente una evolución de las maracas cubanas o marugas, las cuales se hacían con güiras secas, ovaladas o redondas, rellenas de semillas e incluso perdigones de plomo para lograr distintos matices de sonido.
El maraquero cubano más icónico fue Frank “Machito” Grillo, quien en 1940 creó junto a Mario Bauzá la Orquesta Machito & His Afro Cubans, donde se destacó por ser un extraordinario cantante y formidable maraquero. Sin embargo en la década de los cincuenta, en Venezuela, las maracas cubanas evolucionaron a las de cuero y/o plástico que encontramos hoy en casi todas las orquestas de salsa.

Fue Pan con Queso, músico y lutier, quien llevó las maracas a otro nivel, cuando en 1956 diseña las maracas ideales para acompañar a las orquestas de música caribeña. Él había hecho su debut musical como maraquero en la Billo´s Caracas Boys y sabía perfectamente cuáles eran las mejoras que se debían hacer al instrumento para obtener un sonido más óptimo y acorde con este tipo de grandes orquestas.
En estas maracas, diseñadas por el caraqueño, el cuerpo está hecho con tres parches de cuero prensado, tejidos entre sí con nailon y un mango de madera. Su forma es ovalada. Producen un sonido impecable, brillante y de alto volumen, que logró rellenándolas, en principio, con los pequeños discos de acetato que resultaban de perforar los LP en el centro para su acople con el plato. También las llenaba con semillas de capacho.

Otro de los aportes de Pan con Queso a la música latina fue agregar una quinta llave de afinación al bongó, lo que le otorga mayor durabilidad, una cualidad que tienen todos sus instrumentos.
Pan con Queso participó en importantes agrupaciones de nuestro país como la Billo´s Caracas Boys y Los Dementes. Además fundó otras como La Sonora Caracas, Pan con Queso y su Guaguancó, Los Puretos y el legendario Sonero Clásico del Caribe.

Desde su taller, ubicado en La Pastora, fabricaba a pedido instrumentos para las grandes figuras de la música latina, siendo estos codiciados, incluso en la actualidad. Varias empresas han fabricado versiones de maracas basadas en el modelo de Carlos Landaeta, pero con cuerpo de plástico y otro tipo de relleno. Las originales Pan con Queso se siguen fabricando en Venezuela por Pablo Landaeta, hijo y heredero del arte del lutier que revolucionó el ancestral instrumento.

Nada augura la pronta desaparición de este instrumento que da tanto sabor a nuestra música, como dice el legendario coro de Joe Cuba: ¡Échale semilla a la maraca pa’ que suene!


Maracas rockeras 


Hay casos donde las maracas han sido adaptadas al rock & roll. Tal vez el más emblemático sea: Sympathy for the devil de The Rolling Stones. Canción en la que escuchamos el mántrico ritmo de dos pares de maracas de principio a fin, que le otorgan a este clásico una onda mística.

Justamente en torno a la canción antes mencionada se ha generado una controversia, sobre si fue, o no, un venezolano quien las ejecutó. Este mito urbano dice que un joven proveniente de Venezuela, que había viajado al Reino Unido a finales de la década de los sesenta y que no la estaba pasando muy bien, habría sido contratado por los Stones para grabar en el tema y de esa manera se había arreglado la vida económicamente. Según, su nombre era Jaime Martínez, de Cunaviche, estado Apure.

Resulta que la confusión viene de un ejercicio literario, un cadáver exquisito que desarrollaron los escritores venezolanos Alfonso Molina y Rodolfo Santana durante un viaje y, aunque resulta fascinante esta ficción, no deja de ser eso, una broma literaria. Quien realmente grabó las maracas en la canción fue el multinstrumentista Brian Jones. 

The Beatles también las utilizaron en varias canciones como Flying, Devil in her heart y Wait. Otro caso, es el de una banda de rock un poco más actual: Sonic Youth, quienes en algunas canciones utilizan una maraca en sustitución de una de las baquetas del baterista para percutir el redoblante.

Kike Gavilán 


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