Ad libitum | Conocí a Los Amigos Invisibles
01/03/2025.- Si un país tiene alma, la música constituye una parte muy importante de ella. Los Amigos Invisibles representan la venezolanidad; su música es la banda sonora de una generación que creció a medio camino entre la cultura de los años ochenta y los años noventa.
Los vi por primera vez en el Caracas Pop Festival de 2001, celebrado en el Estadio Olímpico de la UCV. En tarima, eran pura energía; tocaban sin parar del comienzo al final del show, como un largo tracklist de un DJ. Recientemente, escuché a Chulius (Julio Briceño), el cantante líder de la banda, comentar en una entrevista (no sé si en broma o en serio) que adoptaron este método desde la época de sus primeras presentaciones, para no escuchar los abucheos del público, que algunas veces no entendía su propuesta musical.
Los Amigos Invisibles viven en la carretera, como ha sido siempre la tradición del músico que toca para vivir, algo sui géneris en esta época dominada por la música urbana producida en un ordenador y que tiene como referentes a superestrellas que hacen ostentación de una vida llena de extravagancias.
LAI y otras bandas que en realidad tocan en vivo son bichos raros en la industria musical. Hoy resulta una sorpresa cuando en un concierto se escucha un instrumento real. La tendencia es usar una pista, muchas luces y pantallas, mientras el frontman grita y salta, pero es incapaz de reproducir en tarima lo que grabó en el disco.
Los Amigos Invisibles (LAI) son old school, pero esta rutina ha dejado huellas en la estructura del grupo. En el transcurso del tiempo, tres de sus integrantes han abandonado la banda para dedicarse a otros proyectos.
El primero fue el tecladista, Armando Figueredo "Armandito", en 2014. En su momento, la noticia conmocionó a los seguidores del grupo.
No nos habíamos repuesto del susto cuando José Luis Pardo "Cheo", el guitarrista, anunció que no seguiría tocando con LAI. Este hecho sí nos llenó de verdadera angustia, pues aunque los arreglos y la dirección del grupo son colectivos, las ideas, composiciones y el sonido de Pardo eran la columna vertebral de la banda.
Por último, Mauricio Arcas "Maurimix" también se retiró, y se llegó a creer que LAI tenía los días contados.
En todos los casos fue una separación por agotamiento, por cansancio. Mauricio dijo en un pódcast recientemente: "Tocábamos mucho y ya no pude más. Es un estilo de vida muy duro. Las giras cansan. Fueron veintiséis años. Me saturé muchos años antes de salir. Me costó irme, pero ya no tenía nada dentro de mí".
Los Amigos Invisibles incorporaron nuevos músicos y han seguido adelante, con una agenda de conciertos muy apretada.
En esta época donde muchos somos freelancers, a los músicos también les ha tocado reinventarse y trabajar con sus propios recursos ante la nueva realidad del negocio del espectáculo, sin grandes disqueras, productoras, radio ni medios convencionales.
He dejado de escuchar los últimos dos discos de LAI, pero me estoy poniendo al día. Creo que, como muchos, sentí que la ausencia de Cheo restó creatividad a la nueva música que estaban grabando; pero no es así. Le he dado una oportunidad a los álbumes El paradise y Cool love, y contienen grandes canciones, bien tocadas, maduras y con un criterio de producción más sofisticado. Es valiosa su manera de mantener su esencia y seguir creando sin sucumbir a la moda.
La idea de "para toda la vida" no existe, ni siquiera en la música. Armandito, Cheo y Mauricio necesitaban hacer otras cosas; el resto, Julio, Mamel y el Catire siguen en la carretera, en otra etapa, con la misma fuerza y la jodedera de siempre.
Luis Ugueto Liendo