Historia viva | Urgencia ética bolivariana

01/05/2024.- Estas reflexiones sobre la conciencia ética socialista bolivariana se corresponden con el debate de ayer y hoy sobre un asunto estratégico del sistema de ideas y pensamientos que orientan la Revolución Bolivariana. Fue siempre un tema abordado por el comandante Chávez como propósito estratégico y es una ocupación permanente de la gestión de presidente Maduro. Ya hemos visto algunos resultados sobre la titánica lucha contra la corrupción, que de repente aparece como la mítica culebra de mil cabezas a la que se anteponen millones de cabezas pensantes del pueblo venezolano con conciencia ética e histórica.

La ética es el planteamiento filosófico del bien, mientras que la moral son las prácticas, leyes y costumbres derivadas de la ética. Para Sócrates:

... la verdad se identifica con el bien moral, esto significa que quien conozca la verdad no podrá menos que practicar el bien. Saber y virtud coinciden; por lo tanto, quien conoce lo recto actuará con rectitud y el que hace el mal es por ignorancia.

Fue Bolívar, con su narrativa ética del honor, el deber, la honradez y la virtud del bien, quien se replicó en los padres y madres, en los maestros y en las escuelas, quedando empollado en el ser profundo del pueblo venezolano. Es un asunto de orden ontológico nuestro.

Los postulados ético-políticos de Libertador Simón Bolívar y su historia hoy se han convertido en protagonistas de nuestro presente. Los vivenciamos como si los extrajéramos de sus discursos, donde él siempre previó el pensamiento prospectivo de los tiempos por venir. Hoy, doscientos años después, nos guía y nos da luces para su realización en la redención social y en una categoría política suprema: la independencia.

Sin embargo, para llevar a cabo ese apostolado hay que reconocer en el Libertador toda la carga ética de su pensamiento, tamizarlo críticamente y convertirlo en acción cotidiana. En sus conceptos de libertad, de justicia y de igualdad, hay un relato épico que lo hace único y que le ha granjeado la identidad emocional de un pueblo granamericano y caribeño.

Ya no es el hombre que escribió unos discursos donde retrató la trascendencia de su moralidad, construida en un sistema de ideas, sino una guía de acción para las luchas políticas presentes, de comprensión geopolítica en identidad común y que se destila en unidad e integración continental, para poder controlar sus dominios nacionales y tener fuerzas para razonar sus libertades ciudadanas, con el derecho de ser libres y no dominados por alguna otra fuerza superior a los designios de sus propios pueblos.

Casi toda la narrativa historiográfica sobre la independencia está referida al hecho militar-territorial —no menos importante—, pero pocas veces reconocemos al Bolívar cultural, que fue capaz de comprender su momento histórico y exigir a la generación política de su época la liberación de los esclavizados, el reconocimiento de la igualdad y la diversidad como valores principistas de exigencia colectiva y el sentido de identidad —incluso continental—, hechos por quien alcanzó una estatura ética y épica insuperables.

La cruzada que ha emprendido el presidente Maduro en la lucha por los valores éticos revolucionarios honra al Bolívar cultural al que nos referimos. Tiene urgencias de orden coyuntural frente a la corrupción hecha arma contra la Revolución Bolivariana, y en el orden estructural, contribuye a la formación de la ciudadanía bolivariana.

Los liderazgos bolivarianos deben ser capaces de entender las vueltas del tiempo y la historia; ser capaces también de reevaluar la ética política, y de comprender y practicar la unidad de fuerzas del deber y el honor. Además, deben reconocer que la humildad, como el valor de la dignidad, se remonta sobre el individualismo, las parcialidades partidistas, la corrupción y la riqueza fácil, que se va con igual ligereza porque su maleta está vacía de virtudes. Es necesario recuperar la confianza, reabrir los diálogos entre nosotros, seguir consolidando el tejido social y reagrupar las fuerzas patriotas bolivarianas. Analizar y estudiar luego de batallas de resistencia y revitalizar las esperanzas siguen siendo tareas por hacer.

Los medios punitivos ejemplarizantes son recursos para amedrentar a los que están dentro del aparato burocrático, susceptibles de ser tentados por la corrupción, pero es la acción pedagógica y formativa la que genera la fundamentación de una conciencia ética.

En las escuelas, liceos y universidades debe incluirse la formación ética como materia exclusiva para la comprensión de la personalidad individual y colectiva. Se necesita que se enseñe y se muestre el ejemplo de la doctrina ética del Libertador Simón Bolívar.

 

Aldemaro Barrios Romero

venezuelared@gmail.com


Noticias Relacionadas