Comentarios noticiables | De las elecciones de Estados Unidos

31/08/2024.- La campaña electoral por la presidencia de Estados Unidos se cumplirá con el derecho a votar y el derecho a elegir, eso ha sido una realidad patente. A ojo de águila, esto no es tan simple como parece, el sistema electoral estadounidense es muy anticuado, la combinación de elegir al presidente de la república directamente e indirectamente, hecho que termina en un complicado cómputo de votos electorales y votos populares, el cual se determina bajo el tutelaje de los llamados colegios electorales cuyas reglas no son muy transparentes porque al final terminan maquillando los resultados de la votación, sobre todo en caso de incertidumbre política de empate.   

Dos candidatos en particular están disputándose el cetro presidencial en EE. UU.: Donald Trump, el emperador de los negocios, nominado en julio pasado en la Convención Nacional del Partido Republicano en Milwaukee, y la señora Kamala Harris, actual vicepresidenta de de esa nación, nominada en la Convención Nacional Demócrata, celebrada en Chicago. Ambos contendientes esperan captar la mayoría de electores del país y con ello el triunfo arrollador que posiblemente proporcionaría la manera de evaluar los resultados de la elección presidencial. 

El próximo 5 de noviembre de 2024, se llevará a cabo en EE. UU. la sexagésima elección presidencial, en estos momentos tan fatídicos para población de este país y del mundo. El actual Gobierno de EEUU, presidido por Joe Biden, ha hecho dudar de todo. Él, buscó reelegirse apoyado con una intensa propaganda mediática. Se midió en duelo televisivo con Donald Trump, pero salió muy mal parado debido a su incapacidad mental y física que luego por tal condición tuvo que retirarse de la contienda electoral y así darle oportunidad a la vicepresidenta Kamala Harris para proseguir con la campaña electoral del Partido Demócrata. Para muchos analistas políticos republicanos y algunos demócratas del país norteño, Kamala Harris no convence como para derrotar a Trump y también por carecer de capacidad política para atenuar las amarguras, los padecimientos humanos y mezquindades existentes en su país y procurar hacer feliz al pueblo norteamericano en medio de su temor a la guerra y el dolor que esta produce. El discurso de Kamala más bien se presta para continuar con todo lo que se esconde contra la paz y la seguridad mundiales en contra de los arreglos de las controversias internacionales en el ámbito de las organizaciones internacionales.               

En EE. UU., las elecciones presidenciales son un espectáculo vistoso, exaltado y engañoso debajo del cual se finge la celebración de un acto democrático de votación, supuestamente adaptable al ordenamiento jurídico vigente, pero la realidad es que todo esto da lugar a que aparezcan condiciones que dan origen a la simulación. Con la simulación se encuentra la intención de engañar animus decipendi ante los electores o ante la ley, la realización de un acto diferente al verdaderamente requerido por la población que vota. Eso caracteriza la privación de la verdadera voluntad de los electores.             

Desde la celebración de las elecciones presidenciales de EEUU del 2000 y 2020, los resultados de las votaciones asombraron a muchos, y algunos incluso quedaron más que asombrados. En la contienda electoral por la presidencia de EE. UU. en el año 2000, entre los candidatos Al Gore y George W. Bush, supuestamente el verdadero vencedor fue George W. Bush, con  50.546.002 votos, 28,70%;  Al Gore con 50.999.897 votos, 29,80%.  Algunos periodistas, científicos y sociólogos estadounidenses, ratificaron que el ganador fue Al Gore por mayoría de votos, naturalmente. De los comicios de 2020, la diferencia de votos entre los contendientes Hillary Clinton y Donald Trump fue de casi 3 millones de votos de ventaja a favor de la señora Clinton, pero el gran vencedor fue Donald Trump. Hillary Clinton 65.844.954 votos y Donald Trump, 62.979.879 votos. Todo esto se debe a que el sistema electoral estadounidense es sumamente primitivo y no permite la renovación para dar una nueva dimensión al proceso electoral (elecciones primarias, convenciones, campaña presidencial, la elección, la toma de posesión).


En EE. UU. es necesario un cambio en el curso de su historia política, superar los grandes errores del poder absoluto y abrirse a la multipolaridad, es más que una consigna. El venidero poder ejecutivo de la Casa Blanca deberá, además de ocuparse de lo electoral y su abstencionismo, asegurar la paz e impedir la guerra, dejar de ser cómplice del genocidio en Palestina y del intervencionismo en el conflicto bélico entre Ucrania y la Federación de Rusia.                         

J. J. Álvarez


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