Psicosoma | Ojos de poetas: más nunca calladas

19/03/2024.- Cada rincón de la Pachamama se vistió de mujeres dispuestas a "patear las calles" y "sacar el pecho" para conmemorar el Día Internacional de la Mujer trabajadora. ¿Cuándo podremos mostrar nuestros pechos y caminar como nos dé la gana? Los hombres salen a trotar con sus torsos desnudos, mientras que nosotras nos vestimos de acuerdo al "recato" y a las exigencias de los roles femeninos.

En mi primera salida social después de las operaciones, fui a compartir con las camaradas en el Parque Central. Las chicas iban llegando con pancartas que rezaban: "Mi short no es demasiado corto", "Lucho por las que no pueden", "Deséame 'Feliz Día de la Mujer' el día que encuentre a mi violador", "Nos quitaron tanto que nos quitaron el miedo", entre otras. Luego, fui directo al Instituto Cultural de México, al homenaje de la insigne escritora Anacristina Rossi, organizado por el grupo literario Poiesis y Poiesis Editores, dirigidos magistralmente por la poeta Lucía Alfaro y el poeta Ronald Bonilla.

Hubo una convocatoria masiva y la participación de las poetas del grupo Poiesis Julieta Dobles, Marianella Vargas y Ximena Cedeño. Se presentaron testimonios de mujeres empresarias mexicanas y la poeta Mía Gallegos disertó sobre la obra y los aportes de Anacristina Rossi. La sesión estuvo amenizada con música de la pianista Zarhay Arroyo y contó con las palabras sentidas del embajador de México, Víctor Sánchez Colin.

Tuvimos una muestra de integración de las artes con música, poesía, pinturas, esculturas y anécdotas que nos cautivaron al sentir sus corazones abiertos. Un público general, que no sentía el transcurrir del tiempo, aplaudía a rabiar. La calidez humana del embajador nos invitaba con palabras sencillas a aprovechar ese pequeño rincón de México en Costa Rica para consolidar lazos de amistad e intercambio cultural. Nombró a las ticas Chabela Vargas, Yolanda Oreamuno, Eunice Odio y Carmen Lyra, todas mujeres emblemáticas e inspiradoras.

Anacristina me iluminó desde el principio. Al releer sus libros Limón blues y La loca de Gandoca, y verla tan menuda, frágil, resiliente, con luchas sostenidas en defensa del medio ambiente, recordé que tuvo que "abandonar" Limón porque su vida peligraba. Irreverente y apasionada, hija de Pacha, nos habla sin poses de sus novelas. Reflexiva y de corazón tierno, nos cuenta que fue la última en ver al casi extinto oso hormiguero caballo —caído en hibernación— de Costa Rica. Menos mal que agregó que en Panamá todavía se les encuentra. La amiga poeta Mía Gallegos, con su "ojo de poeta" o tercer ojo, clava sus palabras sensibles al analizar Limón blues y realza el amor amante, la historia de la discriminación racial del pueblo de Limón al valle Josefino y viceversa. Me hace pensar que todavía esa sigue siendo —para mí— la otra Costa Rica que los gobiernos "democráticos" no han podido integrar. Es un "chivo expiatorio" y me recuerda al pueblo guerrero de Haití. No sabía que habían prohibido los tambores en Limón por sus ritos. Yo no puedo imaginar bailar sin el retumbar de los tambores de nuestro Curiepe: cumaco, mina, batá…

Visualicé que los invitados e invitadas dejaban sus ponencias al unísono del ambiente poético. Me encantó la magistral comparación de los personajes Orlandus de Limón blues con el Orlando de Virginia Woolf, y los intercalados anecdóticos como la percepción de la melena de Anacristina con seis añitos por Mía, de cabello rubio cortico (eran amigas desde niñas), donde deslizaba sus "perlitas".

Esto nos ayuda a comprender más la obra con visión descolonizadora del visionario Marcus Garvey al retorno, convalidación y liberación de los pueblos negros para unirse a la madre África (sobre los derechos humanos de la raza negra, 1920).

Presenciamos las lecturas de Julieta Dobles, con el encanto y la caricia del inicio en la lectura por su abuela y madre recitadora, los poemas casi místicos de Marianela Vargas y las anécdotas en torno al logro del emprendimiento de las mujeres mexicanas, con ahorros y cobros de las deudas: "Desde los cinco años aprendí a cobrar a los que debían a mi abuelo…".

La sensualidad interpretada nos rozaba: Bésame mucho y Amor en rosa con las teclas eróticas, como los versos de Marlene Ramírez y Alejandra Espinoza. La pasión de Luz Alba Chacón, Arabella Salaverry, Diana Vila, Alexander Madriz, Carlos Rivera, Ronald Báez y otros del público radiante.

El compartir en la velada poética me llevó al encuentro de las neblinas nacientes del cantón de San Ramón. Fue una noche mágica en casa de Ronald y Lucía, con la divina Venus —una perrilla preciosa— soñando con los "ojos de poetas". Las flores de cinco pétalos, con un ojo oscuro en el centro, eran hipnóticas, abrían nuevos portales y curaban el corazón. Representan el tercer ojo y también sanan el mal de ojo.

 

Rosa Anca


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