Al derecho y al revés | Jueces de paz

27/11/2024.-  La justicia de paz no puede ser revolucionaria u opositora, a pesar de que a finales del siglo pasado una inesperada campaña desde la televisión impulsó la idea de elegir jueces de paz por quienes después formarían el partido Primero Justicia.

En aquella oportunidad Julio Borges, abogado recién graduado, canceló el espacio de TV mencionado mediante un cheque, como menos inmoral, que la madre de Leopoldo López, en su papel de directora de Pdvsa le otorgó a su hijo y amigos.

En ese momento la justicia de paz fue la bandera sobre la que se construyó el partido PJ y recuerdo que la Federación Nacional de Abogados nombró a Borges persona no grata por impulsar la justicia de paz, estupidez que a la fecha no han corregido esos tinterillos.

Pero, la justicia de paz no es un invento reciente.

Alexis de Toqueville, aristócrata francés quien mejor que nadie describió el carácter de los estadounidenses cuando ese país solo tenía trece estados, en su libro La democracia en América describe cómo un juez de paz gringo, enarbolando una bandera blanca, es capturado por militares ingleses, quienes no entendían cómo era posible que ese gringo se atreviera a cobrarles a nombre de un vecino ¡el alquiler por el pastizal donde acampaba el ejército inglés!

Y el general Monteverde, quien acabó con nuestra Primera República y luego se casó con una familiar del Gran Mariscal Sucre y está enterrado cerca de Cumaná, en sus recuerdos de la guerra señala a los jueces de paz españoles como “defensores de los alzados”, es decir, de los patriotas capturados por el español, a quienes se les amenazaba con fusilarlos, lo cual para estos jueces de paz españoles era algo ilegal.

De manera que la idea de elegir vecinos respetables y equilibrados para, en nombre de la sensatez, mediar los pleitos pequeños no es nada nueva.

Y es útil, razón por la cual en primer momento es plausible que el próximo 15 de diciembre –aniversario de la CRBV– se elijan jueces de paz.

Sin embargo hay un pero: cuando aún PJ no había cambiado las propuestas que dieron origen a ese partido hoy vaporizado, sus primeros alcaldes eligieron jueces de paz.

Entre ellos Henrique Capriles, quien organizó junto al CNE una elección en la que se exigió, como decía la ley, a los candidatos pasar un curso de ocho fines de semana –ocho horas sábado y domingo– con la mejor instructora de ese tiempo.

Bien, a escasas tres semanas de la elección nada se sabe de esos cursos que lo exija o no la ley, pero que son necesarios.

Peor, cuando escribo estas líneas el ministro Diosdado Cabello anuncia que para el jueves 28 se cierra el proceso de inscripciones para candidatos, y hay poca información.

Sobre este punto es indispensable que se conozcan quiénes son los integrantes de las comunas y consejos comunales que van a elegir a estos jueces vía el poder popular.

Ojo: a estas alturas aclaro que la CRBV es precisa cuando aparta estas elecciones para las alcaldías y no es buena idea poner a competir unos jueces de paz con otros, ya que eso daría entrada a la politiquería y la polarización que daña todo, incluso a una buena idea que como he escrito ayudaría a descongestionar los tribunales evitando que pequeños conflictos escalen.

 

Domingo Alberto Rangel


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